En este mundo en el que vivimos, el último de la fila para el ser humano es el propio ser humano. Sobre todo para esos que se hacen llamar humanos y que rigen los destinos de este mundo cada vez más desquiciado en el que nos está tocando vivir.
Desde hace mucho tiempo se viene viendo venir que lo siguiente con lo que nos íbamos a encontrar después del coronavirus iba a ser el cambio climático. Y fíjense, cuando aún seguimos luchando contra los locos de las vacunas y de los virus inexistente, ya está llamando a nuestra puerta la próxima locura a la que nos vamos a tener que enfrentar: la del cambio climático.
Y a esa locura parecen querer ponerle una velocidad de crucero endiablada porque en un editorial publicado por British Medical Journal (BMJ) con motivo de la próxima cumbre climática en Glasgow (Escocia), hacen un llamamiento a los médicos advirtiéndoles que los tratamientos que aplican a sus pacientes también influyen emisiones globales de gases de efecto invernadero. Hay que preocuparse más de la salud del clima que de la de los pacientes.
“El cuidado de la salud contribuye del 4 al 5 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. En el NHS, el 62 por ciento de estas emisiones provienen de sus cadenas de suministro y el 24 por ciento de la prestación de atención. Los profesionales de la salud pueden ser líderes institucionales que impulsan la descarbonización en los hospitales al reducir el sobrediagnóstico y el sobretratamiento en la atención médica, eliminar el desperdicio, optimizar los servicios y administrar mejor los proveedores y las adquisiciones. Todos estos esfuerzos nos acercarán a hacer que la atención médica sea más sostenible”.
En otro artículo publicado el pasado 5 de octubre llegan incluso a decir que la presión para diagnosticar los cánceres de una forma cada vez más temprana ¡también influye en la huella de carbono! y plantean un cálculo del coste – beneficio.
“La presión para diagnosticar los cánceres cada vez más temprano es otro factor importante que contribuye a la huella de carbono de la medicina moderna. Durante años sucesivos se nos ha dicho que bajemos continuamente nuestro umbral de sospecha de cáncer, y se nos anima a investigar más pronto y de forma más exhaustiva. En atención primaria, la mayoría de los pacientes con recuentos de plaquetas normales levemente elevados o incluso altos ahora se someten a una serie de investigaciones en caso de que la trombocitosis sea un indicador temprano de cáncer subyacente. ¿Cuál debe ser el rendimiento de estas pruebas para que este sea un enfoque aceptable? ¿Y no deberíamos considerar el impacto ambiental de poner a tantos pacientes en una cinta transportadora de investigaciones, como parte de los cálculos de coste-beneficio?”
Tras leer cosas como estas, creemos que nos quedamos cortos si decimos que este mundo está gobernado por auténticos psicópatas y criminales.
Aun no se ha acabado la farsa del covid y empieza la farsa del cambio climatico…bien, todo sigue segun lo planeado, y mientras haya borregos con las tragaderas de la gran mamona cualquier cosa que se inventen colara sin problemas.
Entonces el calentamiento global, la subida del Mar dos metros o la glaciación eso ya no es??? Ahora es el cambio climático y la niña del exorcista Greta.
Es realmente absurdo que una niña tenga más razón que los científicos.
Cuando nos invadan los moros seguro que se acaban las tonterías.