Hoy os traemos la anécdota protagonizada por un espectador entusiasmado, que saltó al ruedo a felicitar al torero por su gran faena y acabó empitonado por el astado al que acababan de estoquear. Ocurrió en la Plaza Monumental de Sevilla, cuando esa ciudad tenía dos plazas de toros. Dice así la anécdota del espectador entusiasmado:
[Conoce las oportunidades de empleo internacional de Roche Bobois]
«Fue el 28 de septiembre del año 1919 cuando en la Plaza Monumental que hubo en Sevilla, entusiasmado un espectador, llamado José Gutiérrez, al ver dar al infortunado «Varelito» una gran estocada, bajó al redondel para abrazarle, y cuando el toro iba a caer se arrancó hacia él, lo cogió y le produjo una cornada de quince centímetros en el muslo izquierdo.
En tal corrida se lidiaron ocho toros del marqués de Guadalest y actuaron como matadores «Joselito», «Cámara», «Varelito» y La Rosa. Y en el mismo día torearon en la Maestranza Juan Belmonte, su hermano Manolo y «Chicuelo», quienes estoquearon seis toros de Santa Coloma».
Todavía hay gente que piensa que la tauromaquia no es arte.
Los estudios arqueológicos indican que el culto a Zeus Labraundeos en Labraunda podría ser mucho más antiguo de lo que Plutarco había imaginado. Tal como ocurrió con laberinto, su aparente cognado, la palabra se introdujo en la lengua griega como un préstamo, de modo que ni su etimología ni tan siquiera la lengua de la que procede son conocidos con certeza. El préstamo laberinto era empleado en griego, pero la designación de «la casa de la doble hacha» para el palacio de Cnosos es un invento moderno.
Mito del minotauro…los minoicos sacrificaban a los toros con un hacha de oro.