Mazzantini

Hoy os traemos otra anécdota protagonizada por Mazzantini. Nos hemos de remontar a la corrida celebrada en Madrid el 6 de octubre de 1895. Ante toros de Miura participaron Mazzantini, Lagartijo y Villita y ocurrió lo siguiente:

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El tercer astado de la tarde, de nombre «Abutardo», colorado, asardado y muy bien puesto de cuerna, se arrancó dos veces con voluntad al picador Macipe, y al intentar éste colocarse por tercera vez en suerte, se obstinó en lo contrario el caballo que montaba.

Entonces un monosabio cogió al jamelgo de la brida para llevarlo al toro; pero dicho caballo se resistió desenfrenadamente, y entonces Mazzantini —muy celoso siempre en el desempeño de su cargo de director de lidia— puso fin a la lucha descargando sobre el monosabio unas cuantas bofetadas, no sin ordenar que retirasen la reacia cabalgadura que
montaba Macipe.

El acto de castigar con unas cuantas «tortas» a un empleado de la Plaza a la vista del público fué censurado por algunos, pero aplaudido por muchos espectadores, que estaban hartos de las extralimitaciones de tales servidores, y los sopapos de don Luis hicieron que, cada vez que desde entonces actuaba de director de lidia, se abstuvieran dichos monosabios de excederse en el cumplimiento de su deber.

Así lo contaba la revista El Toreo en la crónica de la corrida:

«Macipe, que puso dos varas seguidas, quiso repetir, pero el caballo dijo que nones.

Los monos pretendieron, llevando el caballo del diestro, que el picador actuase, pero el caballo se negó de nuevo.

Insiste el mono en llevarle,
y don Luis, con ligereza,
se dirige al mono sabio,
y unas puñada s le suelta,
y hace retirar el jaco
de la sangrienta pelea,
para que el tiempo no pase
en balde, en idas y vueltas.

La extralimitación de Mazzantini en castigar de obra al mono sabio, fué acogida con benevolencia por la asamblea, cansada de continuo con las extralimitaciones de los dependientes referidos, sin que haya quien les llame a capítulo».