Alexander Schallenberg, Canciller de Austria

Parece que los no inoculados se están convirtiendo en el auténtico muñeco de “pim, pam, pum” en todo el mundo. En el mundo del buenismo y de lo políticamente correcto, son atacados, vilipendiados e incluso se está buscando descaradamente que el resto de la población les odie. Esto es, lo habitual en esta gentuza globalista que nos gobierna, buscar la división y el enfrentamiento entre todos nosotros con algo que es absolutamente voluntario. Mi cuerpo, mi decisión, ¿no?

Y en estas siguen todos, incluso los máximos responsables políticos que deberían dar todos con sus huesos en la cárcel. El recién estrenado canciller austriaco, antes ministro de Asuntos Exteriores, Alexander Schallenberg, se ha estrenado en su cargo, lo asumió el día 11, de la peor forma posible y demostrando ser un déspota más de los que tanto abundan en el mundo.

Ni corto, ni perezoso, Schallenberg ha amenazado a los austriacos que hayan decidido no inocularse con encerrarles en casa y dejarles salir solo para que realicen asuntos básicos, como trabajo o alimentación, si los casos en los que los contagiados en el país alcanzan el número de 500 personas ingresadas en cuidados intensivos.

Y todo esto es debido a que en la última semana se ha pasado de 152 contagios por cada 100.000 habitantes, en la semana anterior, a 228. Ha declarado que “aún no se ha dejado atrás la pandemia” y que “estamos a punto de tropezar con una pandemia de no vacunados”. No se lo cree ni él.

El caso es que resultan curiosos esos datos porque si tenemos en cuenta que Austria es uno de los países con más alta tasa de vacunación, el 62,28%, algo no cuadra. ¿No serán vacunados los que estén contagiándose e ingresados en UCI?

 

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