Qué pena que una gran parte de la profesión médica esté completamente vendida al relato oficial y a las farmacéuticas. Qué pena que no haya más doctores como José Luis Sevillano o el doctor argentino Luis Marcelo Martínez que, incluso con el riesgo de poner en juego su futuro profesional, se plantan ante esta dictadura sanitaria e intentan que todo el mundo vea la realidad de lo que está pasando. ¿Se imaginan lo que pasaría si hubiera muchos más valientes como ellos? ¿Se imaginan lo poco que habría durado esta farsa si los profesionales no se hubieran vendido al poder?
Mientras tanto tenemos que ver cómo se vacuna a los niños sin justificación y con la triste colaboración de unos padres irresponsables. También tenemos que ver, como en este vídeo, a esbirros descerebrados que por cuatro pesetas colaboran en este crimen, como los tipos que están a las puertas de ese vacunódromo.
Qué triste que la estupidez y la cobardía sean los verdaderos virus que sacuden a esta sociedad. Qué triste que personas íntegras como el doctor Luis Marcelo Martínez sean una minoría y encima se les intente tachar de locos. Una verdadera pena. Ojalá llegue el día en el que esos colaboradores necesarios del poder paguen por lo que están haciendo, por el crimen con el que están colaborando.
Lo que estamos viviendo va a acabar mal como ha pasado otras veces.
Con todos mis respeto al Holocausto nazi (judíos, gitanos, deficientes mentales, homosexuales y opositores políticos etc), esto es mucho peor. Aquello fue en un país y por invasión se extendió a los países de la Europa ocupada, pero esto es a nivel mundial y da igual raza o condición, nadie está a salvo. Ni siquiera África, que se las regalarán o comprarán al gobierno corrupto que haga falta con tal de quedar ellos por encima y salirse con la suya.
Lo siento de nuevo por los judíos y su shoah, pero esto los va a desbancar del ranking hegemónico de pueblo perseguido y masacrado por otro, porque ahora es toda la humanidad la que está siendo perseguida y objeto de experimentación médica, y en parte por culpa de ellos mismos y su “militar” obediencia. Parece que no quisieran que nadie olvidara jamás lo que ellos parecen haber olvidado ya.
Sé que no es políticamente correcto lo que digo, pero estoy harta de callar. El que calla también permite que el mal se extienda, porque con su palabra enmudecida priva a otros de la posibilidad de pensar en lo que a lo mejor no han caído en la cuenta por si mismos.
El Dr. Luis Marcelo demuestra humanidad y humildad hablando ante una masa que ni se inmuta. La masa a la que se dirige le falta, además de eso, empatía, personalidad y honestidad. Así pasa lo que pasa. Alguno –muy pocos- reaccionarán cuando fallezcan muchos a su alrededor. De algo habrá servido el darlo todo.
Con los Dres. Marcelo, Sevillano, De Benito, Brandolino,… hasta el final.