Lagartijo

Contamos la anécdota del día en el que Lagartijo cogió la tralla de los mulilleros. Este hecho sucedió en la corrida celebrada en la plaza de toros de Palencia, el 3 de septiembre de 1869, el tercer toro de la tarde resultó ser manso, muy manso. El toro era de la ganadería del marqués de la Conquista y tan manso que el presidente del festejó ordenó su vuelta a los corrales.

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El problema es que no había cabestros para el servicio de la Plaza y el toro no abandonaba el ruedo, por lo que los peones intentaron llevar al animal hasta la puerta de toriles. Pero el astado se negaba. Cansado de esta situación el maestro Rafael Molina “Lagartijo”, de tanto tiempo perdido inútilmente, pidió la tralla a uno de los mulilleros, acercándose al animal y a latigazos, como si lo hiciese con un burro, hizo al toro pasar a los corrales de la plaza.

La ovación otorgada al maestro cordobés y la algazara que el buen proceder causó en los espectadores hizo época. Desde entonces, y durante mucho tiempo, se recordó el suceso como lo más original, curioso y pintoresco ocurrido en las Plazas de nuestro reino.