La izquierda siempre ha querido acabar la opción de mejorar socialmente gracias al esfuerzo, al sacrifio y al trabajo; y por eso siempre están obsesionados con equiparar por abajo.
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Así lo ha manifestado el ministro de Universidades, el desconocido Manuel Castells, que en una entrevista concedida al diario ABC ha dicho que «Condenar a los alumnos por un suspenso es elitista, machaca a los de abajo y favorece a los de arriba».
Una medida que debería indignar, sobre todo, a las personas más desfavorecidas que quieren progresar socialmente, porque esta equiparación por abajo lo que provoca es que esta progresión social no sea posible consecuencia del trabajo y el esfuerzo, ¿por qué?, la respuesta es sencilla, porque si igualamos a todas las personas por abajo, al tratarlas a todas por igual seguirán sobresaliendo las que más opciones familiares tengan, es sencillo de entender.
Por el contrario, si se fomenta el trabajo y el esfuerzo de las personas, cuando estas personas más desfavorecidas lleguen a alcanzar un título universitario, por ejemplo, se sabrá que es consecuencia a su sacrificio, por lo que serán más valoradas y tendrán más opciones de futuro.
Hay que premiar al que se esfuerza, hay que premiar al que trabaja duro, pero eso a la izquierda rabiosa no le interesa, porque ellos quieren a todas las personas dependientes del estado.
Y es que la lógica es clara, si un partido basa sus votos en las clases más necesitadas y desfavorecidas, ¿qué le interesará que haya?, pues personas necesitadas y desfavorecidas, que son sus votantes; por lo que no le interesará que estas personas prosperen y vean que su trabajo y sacrificio les puede dar la opción de mejorar socialmente por sí mismas.
Por eso la izquierda quiere equiparar por abajo, para que cada vez haya más gente abajo, sin futuro, sin opciones. Porque donde gobierna la izquierda solo prosperan sus dirigentes.
Desde la niñez, me educaron en el reverenciar a los ancianos. El mal gesto que supone el dar la espalda a un anciano, el no cederle el paso, el no respetar sus canas (por lo que de vivencia y sabiduría tienen).
En el caso del caballero de la foto debo decir, con convicción, que no es espejo en el que mirarse, y que sus canas son sólo pelo blanco. Toda su vida ha estado enfocada a manipular conciencias…. para doblegar voluntades (el “propedeútico” Cohn-Bendit, sí que tuvo espejo en el cual mirarse).