Veamos porque esto de las vacunas pasa ya los extremos de todas las tomaduras de pelo conocidas. Resulta que cuando alguien se vacuna los grandes medios de comunicación califican a esa persona de “inmunizada”. Pero a pesar de estar “inmunizada”, puede contagiar, se puede contagiar, tiene que mantener distancias de seguridad e incluso tiene que llevar mascarillas, ¿qué clase de inmunización es esa?

Pero hay otro mantra que se mantiene con esto de las vacunas, el de decir que “la eficacia de las mismas supera a los riesgos”. Es decir, se asume que las vacunas producen riesgos con lo que con esta frase nos están diciendo que a quien le pase algo que se fastidie porque va a haber más gente a la que no le pase algo que a la que le pase. ¿Y como se sabe a quién le va a tocar la bala en esa ruleta rusa? No se sabe, a quien le toque le tocó y ya se puede ir fastidiando porque nadie va a asumir las responsabilidades de lo que le suceda, ni gobierno, ni fabricante de la vacuna y ni siquiera su médico porque no le va a firmar nunca una receta asumiendo cualquier tipo de responsabilidad.

Ahora nos encontramos con una noticia de ‘El Confidencial‘ en la que se nos dice que “Israel vincula los casos de miocarditis en jóvenes de 16 a 30 años a la vacuna de Pfizer”, pero la farmacéutica solo quiere el dinero y ninguna responsabilidad puesto que dice con todo su morro que “no ha observado una tasa más alta de la afección”. Pero lo peor es que Nachman Ash, coordinador en Israel de la “pandemia”, ha dicho que “la eficacia de la vacuna supera el riesgo” y que ahora se va a empezar a vacunar a los niños de entre 12 y 15 años.

¿Qué quiere decir todo esto? Que a las autoridades sanitarias, a esas que deben velar por la salud de los ciudadanos de un país, lo único que les importa es colocar vacunas y todo lo demás les da igual. ¿Qué necesidad tienen los niños de pasar cuatro días ingresados con una miocarditis cuando el virus no les afecta? Ninguna, pero toda esta gentuza que gobierna en todos los países del mundo tienen que ganar comisiones aunque pongan en riesgo incluso la salud de los niños. ¿Les parece a ustedes normal todo esto? ¿Dónde está el sentido común? ¿Qué ha pasado con él?

 

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