En este último año las cosas están yendo demasiado deprisa y estamos viendo de qué forma tan acelerada nuestra sociedad se está convirtiendo en una auténtica sociedad distópica y avanzamos hacia ella a una velocidad tan sumamente alta, que parece haber estado siendo preparada desde hace tiempo.
El pasado día 11 de mayo el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos anunció a través de un comunicado la creación de “un nuevo centro para programas y asociaciones de prevención y esfuerzos adicionales para combatir de manera integral el extremismo violento en el hogar”. Bajo ese título tan sumamente enrevesado con el que se pretende jugar con el significado de las palabras se oculta lo que en la película ‘Minority Report’ llamó el departamento de “pre-crimen”.
En la película protagonizada por Tom Cruise y dirigida por Steven Spielberg se nos mostraba cómo, a través de la inteligencia artificial, un departamento de policía llamado “pre-crimen” se adelantaba a los delitos tras analizar la mente y los comportamientos del “futuro delincuente” y se le detenía antes de cometer el delito.
Pues si nos fijamos en el comunicado al que hacíamos mención anteriormente, en uno de sus apartados dice lo siguiente:
“El CP3 ayudará a construir marcos de prevención locales para brindar a las comunidades las herramientas que necesitan para combatir el terrorismo y la violencia selectiva”, dijo el secretario Mayorkas. “Las personas que pueden estar radicalizándose o se han radicalizado a la violencia suelen exhibir comportamientos que son reconocibles para muchos, pero que los más cercanos a ellos, como amigos, familiares y compañeros de clase, los comprenden mejor”.
CP3 reemplazará a la Oficina para la Prevención de la Violencia y el Terrorismo al tiempo que garantiza que los esfuerzos del DHS se basen en un enfoque de prevención de la violencia que aproveche las herramientas de gestión y evaluación de amenazas conductuales, y aborde los factores de riesgo temprano que pueden conducir a la radicalización hacia la violencia.
Es decir, pretenden detectar a esos “futuros delincuentes” a través de chivatazos de su familia, de su gente más cercana e incluso a través de lo que puedan sospechar sus propios vecinos. Pero no solo eso, va a hacerse a través de lo que se hable en redes sociales, se hable por el móvil, se detecte a través de los movimientos de geolocalización o de cualquier otra herramienta o aplicación de las que todos podemos llevar en nuestro móvil. Lo dicen claramente: “los esfuerzos del DHS se basen en un enfoque de prevención de la violencia que aproveche las herramientas de gestión y evaluación de amenazas conductuales“.
Con esto nos vamos a encontrar con que el gobierno de turno, en este caso el estadounidense, basará el estudio de la personalidad de cada individuo en lo que se pueda saber de él a través del móvil, o la imagen que los demás vayan teniendo sobre su comportamiento.
La idea de evitar asesinatos, la teórica, está muy bien. No puede haber nadie que no esté de acuerdo con eso. Pero una decisión, una medida y una iniciativa como esta nos convierte a todos en potenciales sospechosos en función a nuestra ideología política, a nuestra religión e incluso a nuestro sexo. Pero también se basará en la imagen que puedan tener de nosotros los que estén a nuestro alrededor. Tremendamente peligroso, ¿no creen? Porque al final puede que sea válido incluso ante un tribunal las conclusiones a las que pueda llegar ese departamento, sin nada probado y sin haberse cometido ningún delito. Nos esperan tiempos muy difíciles.
En los años 80 Sperry Univac nos invitó a varios periodistas a visitar las instalaciones de los ordenadores (creo recordar un sistema “Mapper” como el de Renfe) que habían vendido a la policía alemana.
Allí, un alto cargo policial presumió: “Somos muy eficientes, hemos elaborado ficheros con potenciales delincuentes por especialidades.”
– “¿Como lo hacen?”, pregunto alguien.
– “Partiendo de los expedientes escolares, antecedentes familiares, etc.”
Un compañero le respondió: “Pues si los detienen pueden acabar con el crimen en Alemania.”
La respuesta inmediata del policía: “Un pequeño detalle, todavía no han delinquido y no sabemos si lo harán.”
La reflexión de un servidor: “Fichados sin saberlo como presuntos culpables de delitos por cometer.”
Si hoy alimentan aquello tan primitivo de hace treinta y tantos años con otras informaciones y la información personal que la gente regala a través de las redes sociales en combinación con aplicaciones de AI….
Eso sí, a los psicópatas políticos gobernantes del mundo o comportamientos psicópatas de “empresas multinacionales”, eso nada, ni una medida o comentario, esto es simplemente caza al disidente por el satanico con un disfraz de lo que no es, para no variar, o caza al robaperas y así parece que hacemos algo.
A los verdaderos malnacidos criminales les darán altos cargos de poder e influencia, dejarán caer alguno o de la banda contraria para que parezca que “luchan” contra el mal.
Los bidé, bombama, clin ton etc. etc. etc. de cabeza a la cárcel, ah! esos no! esos incluso los hacen presidentes….
Como apesta todo, a mí se me hace insoportable por momentos.
Y eso que son facilísimos de detectar y separar con un simple examen y su cerebro diferente de manera inequívoca.
Por pura casualidad, todas las víctimas de este nuevo sistema serán conservadores disidentes temerosos de Dios que apoyaron a Trump. Ni un antifa, blm, o pedófilo de hollywood, washington, o nueva york, será nunca pre-culpable de ningún pre-crimen…
Por cierto, el artículo habla de que una inteligencia artificial era la que señalaba a los pre-criminales en la película. Ésto no es correcto. El pre-crimen era posible gracias a los únicos tres sobrevivientes de madres adictas a la “neuroína”, que podían predecir los asesinatos (no cualquier crimen) porque literalmente podían ver el futuro. No se trataba de un análisis conductual del contenido de redes sociales y chivatazos de vecinos, y aún así, en muchos casos (como el del personaje de Cruise) existían futuros alternativos. Esa es la causa de que la película termina (spoilers 👻) con el desmantelamiento de la unidad de pre-crimen. La moraleja de la historia de Philip K. Dick es esa: ni siquiera teniendo la capacidad literal de ver el futuro con un gran porcentaje de precisión es ético castigar crímenes no cometidos.