No es raro escuchar eso de “ha quedado como Cagancho en Almagro”, para dar a entender que alguien ha quedado muy mal o ha hecho algo pésimamente o, simplemente no lo ha hecho. Pero ¿de dónde viene esa expresión? y ¿cómo quedó Cagancho?
Y como es habitual en este mundo existen varias versiones. No obstante, tras analizar varias, nos hemos quedado con la que consideramos que más se acerca a la realidad.
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Nos hemos de remontar a un 25 de agosto de 1927, en la ciudad manchega de Almagro, donde el gran maestro Cagancho estaba anunciado en una corrida de toros de Pérez – Tabernero, completando el cartel los espadas Antonio Márquez y Rayito. Era una corrida de gran expectación que, como ocurre tantas veces, acabó en decepción, pero de las grandes…
En una plaza a rebosar, se inició el festejo. Festejo que empezó con mal pie, pues Márquez en el primero de la tarde fue multado con 250 pesetas. Pero el desastre llegó con el último de la tarde. Según cuentan las crónicas el torero huía del animal desde el primer momento, lanzándose al callejón para evitar al estado, los banderilleros pincharon al animal con estoques y Cagancho intentó acabar con el toro con una estocada en el cuello. Os podéis imaginar la que se lió; botellas, almohadillas y hasta piedras se tiraron a la arena. Al final sonaron los tres avisos.
Cagancho, al que se le puso una multa de 500 pesetas, fue detenido y fue agredido por un público enfadado. Tuvo que guarecerse en el Ayuntamiento y, todavía vestido de torero esconderse en un coche que lo llevó a la estación donde cogió un tren hacia Almería, donde toreraba al día siguiente.
Eso fue lo que pasó y como quedó Cagancho en Almagro. Se dice que la plaza de toros fue quemada por el público, algo que parece no ser cierto pues cuentan las crónicas que al día siguiente se celebró otro festejo.
Esta es la historia de Cagancho en Almagro.