Hay algunos debates que, aunque estos son cuestiones de poca monta, para mí, tienen alguna relevancia, la importancia no es como dice la copla: Sevilla tuvo que ser/con su lunita plateada…En mí, no anida ningún ánimo de debate, pero desde hace muchísimo tiempo lo vengo observando, no puedo más dejar de mirar hacia otro lado. Hoy he leído en este periódico de El Diestro, por el asiduo comentarista, cuyo encabezo dice así: “La Semana Santa sevillana, una fiesta del pueblo”. En esta ocasión, como en otras muchas, me ha llegado al alma y a mis sentimientos religiosos y un tiempo atrás de cofrade, mosqueado y sensible de querer hasta las trancas a mi tierra andaluza por encima de todo. El escrito que este articulista, Faustino, nombra Sevilla como si ella sola fuese Andalucía u otras muchas regiones que se celebran en toda España la Semana Santa.
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La cabecera del título, me ha extrañado, ya que leo con asiduidad los escritos de este caballero, donde siempre su bondad y porque no decirlo, estilo, y como no, por las ya palabras que edita con la Semana Santa. Bien es verdad que, en Andalucía, mi tierra y que soy cordobés, el contiguo nombramiento de esta ciudad hermana, una vez más, como he dicho antes, me ha llegado al alma y a mis sentimientos de ver el juicio que hace solamente de la Semana Santa en Sevilla. Como si las demás no existieran.
La semana Santa es toda Andalucía. No voy a entrar en la política que le da al escrito, solamente me adscribo a esta gloriosa semana donde la mezcla cristiana y la cultural han tenido desde los años 1592, pero no hay que ir mucho más lejos y no con la Semana de Pasión. Comprendo que los sevillanos sean muy suyos, y mejor dicho, muy suyos, pero de ahí, a querer apoderase una vez más de lo que no es suyo, sino patrimonio andaluz para Andalucía. No hay que sobrepasarse en apoderarse lo que es de los demás. Ejemplos los tenemos los andaluces que no son nacidos en Sevilla. ¿De dónde es el Rocío? ¿De dónde es el salmorejo? ¿y de donde es el rabo de toro? No quisiera adaptar mi andalucismo con en el arraigo que me tiene mi tierra cordobesa. Eso sí, los sevillanos han inventado un plato: la cola de toro, un símil al rabo de toro. Así podríamos estar columpiándonos hasta marearnos con fáciles argumentos que al fin y al cabo no es más ni menos que, guisar la marrana con chocolate puro, el cual está ahora muy de moda.
Mire señor Faustino, creo que fue el Viernes Santo, Canal Sur dio un amplio reportaje de la Esperanza de Triana y de la Macarena del año 2019. Mi señora y yo, estuvimos pegados al televisor más de tres horas, viendo cómo, encerraba la ciudad hispalense a sus dos Madres más Dolorosas, Las seis lágrimas que lleva la Esperanza de Triana, se estaban multiplicando en mis mejillas que, como cofrade, pienso que, La Semana Santa en Andalucía es la conmemoración anual cristiana de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret y una de las expresiones más genuinas del sentir cristiano andaluz. Dando lugar a los más diversos enfoques, desde la más estricta ortodoxia, hasta una visión meramente cultural. Amén de otras regiones donde existe un fervor más silencioso y acompasado.
Comprendo, posiblemente su sentimiento de sevillanismo y es verdad de que los sevillanos tiene una manera de exaltar lo suyo, lo veo normal, y que son extrovertidos y alegres, lo mismo que toda Andalucía y una forma de vida lo mismo que toda Andalucía, pero de ahí a que la Semana Santa Sevillana, sea una fiesta del pueblo podría haber tenido otra grafía, o sea, una fiesta en toda Andalucía. Andalucía es ver al Cristo de los Gitanos caminando junto al Darro, bajo la luz de la luna y la Alhambra iluminada. Andalucía es ver en Málaga al Cautivo y a María Santísima de la Trinidad por la majestuosa calle de Larios. También es Andalucía ver la real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Abuelo y María Santísima de los Dolores de Jaén o El Santo Sepulcro de Almería acompañada por la banda municipal tocando sacrosantas composiciones, donde juega con el silencio de la noche. Andalucía es también Huelva, donde procesionan Nuestro Padre de la Pasión y María Santísima del Refugio con su solemne palio entre varales y su trono lleno de flores blancas. Como así mismo las de Caí. Donde en la calle Ancha se reza un rosario en esa calle coqueta y semana santera de esta ciudad y por último Córdoba, también ciudad de Andalucía, donde sale de la plaza de Capuchinos la Virgen de los Dolores. Como así mismo el Cristo de la hermandad Universitaria, un Cristo yacente, hecho a copia de la sábana santa, donde todo su cuerpo está lleno da aguijones y múltiples heridas señaladas en todo su cuerpo, donde sale en procesión de la Iglesia del Juramento (San Rafael) Y como no, la otra ciudad andaluza de Sevilla, donde sus dos Esperanzas, la de Triana y la de la Macarena hacen de toda Andalucía una singular Semana Santa en donde Sevilla tenía que ser. Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Amén.