Querida mía: Muchas veces nos ponemos a escribir, a manifestar quejas, bien sea de política, de consumo o de viajes y de sueños, en fin, de todo cuanto se mueve sobre la vida cotidiana, del día a día. Pero mira por donde, hoy he sido enterado de que has fallecido por culpa de este Covid y de tantos disparates que ha estado a su alrededor y que, tanto nos está maltratando y dañando.
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Tú has sido víctima, una de tantas, pero, a decir verdad, querida mía, mira que he visitado a lo largo de mi vida, muchos lugares de ocio, de comidas, las cuales solamente has sido tú, la que has entrado en mi corazón. Lo has llenado de alegría, de amistad, tanto de corazón, como de sustento para seguir viviendo y como no, manifestarte mi condolencia más apenada. No deseo que estés triste y atormentada. La vida sigue, querida mía.
Demos gracias Dios, ya que la vida sigue y ¿sabes para quien sigue? La vida continua para la persona que te engendró, te fuiste haciéndola grande, valiosa, para todas las personas que iban a verte, era como una gracia de Dios que nos ponía enfrente cuando te visitábamos en la calle de cuchilleros, (Madrid) donde tanto Juan como sus empleados y tu fiel clientela, te recuerdo cada día que pasa y me entristece no poder visitarte. Me acuerdo de tus buenos y grandes tomates, de tu rabo de toro, de tus excelentes y bien aderezados chuletones y como no, los torreznos, que cuando los estábamos masticando parecían que pretendían conversar con nosotros, con todos tus clientes que, eran para ti, como familia. No deseo olvidar de tus buenos quesos y excelente jamón.
Y no hoy querida mía, no quiero dejar en olvido a tu querido compañero del alma, que con gusto supo darte tanto a ti, querida Cantina Traviesa, la gracia que derrocha y espero verle muy pronto, tu fiel y buen compañero que día a día fue un incorregible amigo de sus amigos. Y como no, también me acuerdo de los empleados y no deseo ponerle nombres por aquello de que pudiera dejar en olvido a tus 14 empleados, que empleados, compañeros que, como buen capataz, simulando al que lleva el paso de Semana Santa, tratabas a todos con esmero, educación y, como lo he visto, como padre. ¿Y qué es lo que rumia un buen padre? He sido enterado que has colocado 5 personas de tu querida Cantina. As hecho lo que hace un buen padre, al menos buscar trabajo para tus compañeros.
Querida Cantina, tu mentor, así deseo nombrarlo, desde aquí, le comunico, que, a ti, el Covid y todo cuanto está relacionado tocante a él, como siempre no te faltará coraje y arrojo y para echarla fuera con la elegancia que siempre almacenaba tu persona, lo mismo que, la gracia con que servías los manjares en tu Cantina la Traviesa. Juan espero verte pronto, mi más leal y sincera condolencia por este cerrojazo. Tanto tú, como tu fiel compañera, la Cantina, no habéis tenido la culpa de ese tránsito a otra vida, que como he dicho antes, hubo y hay muchas “cositas” alrededor de esta maldita pandemia. Juan, a cada CERDO, le llega su San Martin. Tu amigo Pepe, (Er Cordobés).