Vamos a repasar cómo ha ido la historia esta del coronavirus. En marzo del año pasado cuando, de repente, se produjeron esos contagios masivos y el confinamiento inmediato, a todos nosotros, o por lo menos a una gran mayoría, nos pilló todo de sorpresa. Fue como un puñetazo en la nariz que te deja casi noqueado y sin poder reaccionar durante unos minutos.
Nos aferramos a la información, a las noticias, nos metimos de cabeza en internet buscando vídeos, mientras lo único que escuchábamos todos los días era el número de muertos que nos ofrecían por todos los medios de comunicación de manera repetitiva y martilleante. Y con un agravante, todo el día encerrados en casa que es otro golpe psicológico brutal.
De repente surgieron canales en Youtube de gente que conocíamos por sus intervenciones en televisión, como Iker Jiménez y el doctor Gaona. En pocos días, casi en horas, esos canales crecieron en audiencia de una forma brutal y eso es lógico puesto que quienes los lanzaban eran personas sobradamente conocidas y, en teoría, nos iban a proporcionar una información alternativa, diferente.
Así fue, o así creíamos que era, sobre todo cuando Jiménez insinuaba, por ejemplo, que desconocía si volverían a emitir su programa Cuarto Milenio en Cuatro. Era el cóctel perfecto, posiblemente no recuperara su programa y muchos creímos que era porque proporcionaba información, digamos, arriesgada. Entre otras cosas, hizo famoso al ahora televisivo doctor César Carballo, que al principio también nos engañó a casi todos puesto que con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta que tan solo es otro vendido más.
Ahora tanto Jiménez como Carballo se han subido al carro del fomentar el discurso oficial pero disimulando, así como que dicen cosas que no te va a contar nadie pero, básicamente, diciendo lo que dice todo el mundo y convirtiéndose en voceros de la versión oficial, pero haciendo como que no lo son. Decepcionante.
Por otro lado está el doctor Gaona y su programa de Youtube La Reunión Secreta. Otros que tal bailan, más de lo mismos, los Iker Jiménez 2ª parte. Seguíamos ese programa, creyendo en casi todo lo que decían, hasta que nos encontramos, otra vez, con la cruda realidad de que, camuflados bajo un manto de supuesta información alternativa, son más de lo mismo, voceros del discurso oficial.
Y nosotros nos dimos cuenta el día que entrevistaron a Daniel Estulin y al día siguiente, sorprendentemente y como por arte de “mafia”, hicieron desaparecer ese vídeo sin ni siquiera contárselo al entrevistado que estalló en las redes sociales cuando se enteró de todo. ¿Por qué hicieron desaparecer ese vídeo? Porque hacerse el “malote”, disimular, tiene un límite y Estulin, con lo que dijo en esa entrevista les llevó a ese límite. Ese programa provocó que los “malotes” de La Reunión Secreta ya no pudieran disimular. Ahora, tan solo, son más de lo mismo pero, para disimular, hacen como que son oposición al gobierno.
Ahora ya ni siquiera se molestan en disimular. Ni Gaona, ni Jiménez, ni por supuesto Carballo, el doctor estrella, ocultan todo lo que está ocurriendo con las vacunas y sus efectos secundarios, nos hablan de llegadas de nuevas olas justo a la vez que lo hacen desde el gobierno. Nos quieren con mascarillas, lo más encerrados posible, pero se las siguen dando de “malotes” y “alternativos” por por suerte cada vez engañan a menos gente. Son una completa decepción.
Cuánto nos arrepentimos de haber creído en ellos y haber llegado a promocionar sus programas.
Yo he dejado de creer en estos dos porque se mueven por dinero, no me interesa, son parte del cabal
Otro que, despues de esta pandemia, quita a iker de su paradigma periodistico.
Fueron pioneros,y otros les han tomado la delantera.Pero que es el covid?,no lo sabemos.Se dice que alguien esta infectado cuando una PCR da positivo,pero si no existe el sarscov2,positivo de que?.Estudiando el caso de un postUCI,y leyendo el alta hospitalaria descubrimos secretos inconfesables.Si no hay trombosis pulmonar por qué llaman covid,a enfermedades venéreas?.Los médicos mienten,por discreción?,y encubren enfermedades infecciosas de transmisión sexual,a las que ponen nombres elegantes,por qué la vida moderna se ha vuelto demasiado permisiva,y no hay control sobre las parejas,en la promiscuidad o en la higiene de los/as amantes.Estas infecciones son contagiosas,algunas se transmiten por gotas de saliva por eso obligan a llevar mascarilla, para contagiar de este modo habría que haber un contacto prolongado,al menos media hora…luego estás mascarillas son una hipocresía,tras la que se ocultan personas infectadas,para hacerse pasar por ‘gente decente’,y acusar al solitario,al gay,al pobre al que convierten en cabeza de turco.Este virus es el de la hipocresía de la gente que se hacen pasar por decentes,por normales…y solo los que defienden esta farsa son las malas personas.Tambien hay infecciones de mascotas mal cuidadas,de comer alimentos en mal estado o crudos como carpacio o sushi,y sobre todo por ser unos guarros y no limpiar la casa,por ser unos comodones que pagan para que les limpien,tratando a los demás como sirvientes,y unos desordenados que solo piensan en el jiji jaja.Y que decir de los que presumen de católicos?,y que protegen a los enfermos de sus vicios,acusando a los demás incluso amenazandoles?,será esto un complot entre primogénitos?,para hacernos creer que son unos santos\as e inmortales?.
Menudos personajes uno un psiquiatra forense que esta como una cabra por no mencionar los vinculos con las empresas farmaceuticas, el otro un listo que se aprovecho de descubrimientos de otros como Jimenez del oso, Andreas Faber-Kaiser, Carlos Castaneda, J J Benitez, Alberto Canosa, Freixedo, Szichin, JL, LCC y muchos más. Periodista de investigación no aprovechado de la investigación de los demás como el Ennrique deprimente y todos en cuarto demente.En cuanto al Estulin otro jeta pero de más rango puesto que es un doble agente de la elite luciferina. Y ya si mencionamos al coronel Baños formado por la OTAN apaga y vamonos el unico que se salva un poco es Jaime Garrido pero sin perderle de vista ya que ha tenido o tiene vinculos con estos sujetos.
Algunos de los que he mencionado antes murieron asesinados o se sospecha de ello.
Nos han engañado a todos o a mucha gente o a la mayoría, incluidos ellos, creo, les voy a dar unos días. Hace más de un año que no oigo ni cuarto ni el live, hoy intentaré oír el live por si despiertan del fraude siniestro, pero no les doy muchos más días, quizás no quieran y cometan un “crimen” con nosotros.
Pero me parece imposible que ninguno despierte, de todos, o alguno hay ya.
Una vez que sabemos de que palo van, podemos entender porqué dedicaba tanto tiempo de sus programas a crímenes espantosos, regodeándose en sangre vertida hace 90 años.
Porqué acudías con sus aparatos a hospitales abandonados etc
Evidentemente por su adoración al señor oscuro.
Fue cobarde, lamentable y repugnante cómo trató a la Dra. María José Martínez Albarracín el Gaona en su programa. Brilló la Dra. Albarracín como una valiente a favor de la vida, la verdad. En estos momentos críticos de la humanidad, en que es más necesario que nunca el defendernos de la dominación y exterminio, apartarnos de todos estos Judas vestidos de pulcros y asépticos portavoces del NOM.
¿Se darán cuenta de ello?
¿O habrán perdido al mismo tiempo su consciencia y su conciencia? Habrá que preguntárselo a otro forense psiquiátrico.
Iker, el psicópata Gaona y los demás comisarios del agitprop covidiano se revelaron como unos personajes verdaderamente repugnantes. Si hay suerte y gana el Bien, este tipo de gentuza estará en el banquiillo por el daño espantoso que han perpetrado. Ojalá que así sea.
Mascarillas obligatorias a partir de 6 años: ¿crimen de lesa humanidad?
El primer y fundamental motivo por el que las mascarillas son inútiles en el caso de la COVID-19 es que no se ha probado que exista esa nueva enfermedad ni que la cause un supuesto coronavirus que jamás se ha aislado ni se podrá aislar del mismo modo que no se han aislado ninguno de los llamados “coronavirus humanos”.
Este solo motivo hace que todas las recomendaciones sobre uso de mascarillas carezcan de justificación, y con más motivo aún todas las medidas obligatorias y represivas, muy en particular las que embozan a niños y adolescentes en una agresión global sin precedentes contra nuestros hijos y nietos que plantea un reto moral a nuestras sociedades.
La documentación científico-médica que demuestra que las mascarillas no sirven y por el contrario son enormemente peligrosas es apabullante. Se han documentado hipoxia, disminución de moléculas de energía ATP, degradación de la glucosa que reduce la energía celular, caída del PH intracelular y formación de ácido láctico con debilitamiento y atenuación de los sentidos, mareos, pérdida de consciencia, reducción de hasta un 20% de oxigenación de la sangres, deterioro del sistema inmune, generación de cataclismo y estrés celular, y daños neurológicos que pueden ser graves, incluyendo la muerte.
En estas circunstancias, se hace evidente que las mascarillas son un elemento fundamental del montaje perpetrado con esta falsa pandemia. Y puesto que no hay razones científico-médicas para recomendarlas, está claro que los motivos son muy otros:
MIEDO
Las mascarillas hacen visible el miedo, escenifican el miedo, permiten visualizarlo allá donde vayas, lo trasmiten en el trato diario, lo convierten en una imagen clara y nítida que envía un mensaje inmediato a todo el que contempla una figura humana irreconocible, un rostro oculto que se acerca y te mira mientras estás ingresado en un hospital y te pregunta si se trata de alguien que te teme y se protege o de alguien que quiere protegerte porque tiene miedo de transmitirte algo maligno… el miedo es irracional y las mascarillas lo perpetúan y multiplican de modo irracional, emocional, descontrolado. Y el hecho de que se haya generalizado añade un elemento extra de espanto e inquietud: caminar por calles pobladas de espectros, de figuras deshumanizadas que no sabes si conoces o no, si siguen siendo tus vecinos de ayer o no, si pertenecen al escenario de una pesadilla o si son el mundo real transformado por quienes se han arrogado el poder absoluto sobre lo que ellos decretan que es un peligro mortal.
AUTORIDAD
Las mascarillas son una señal, una marca, un símbolo de autoridad. Dejan bien claro quien manda y quien obedece. Materializa la obediencia incluso para aquellos que han buscado un certificado médico que los exima porque también se han sometido a la autoridad médica que tiene la potestad de liberarte de la máscara pero imponiéndote igualmente su autoridad en virtud de artículo tal de la correspondiente orden estatal o autonómica que te concede ese privilegio debido a tu incapacidad, enfermedad o debilidad del tipo que sea, pero entendida siempre como una condición que ellos deciden.
DOGMA DE LA INFECCIÓN
El mero hecho de llevar la mascarilla y ver como otros la llevan ya contribuye a interiorizar la idea de miedo a la infección, miedo al contagio, miedo al contacto, posibilidad de que el mal se extienda, y refuerza por tanto uno de los dogmas fundamentales de la medicina moderna industrial: el de la falsa Teoría Microbiana de Louis Pasteur, Robert Koch y otros, que a su vez sirve de sostén al enorme negocio de las vacunas en general y de la vacuna contra esta falsa pandemia en particular.
INCOMUNICACIÓN, SEGREGACIÓN Y DESHUMANIZACIÓN
Ya se están haciendo estudios sociológicos sobre la falsa pandemia y sus consecuencias. Parece evidente que las mascarillas contribuyen a incomunicar o dificultar enormemente la comunicación por razones obvias, así como a segregar, apartar, discriminar negativamente como apestados a quienes no las llevamos, contribuyendo en definitiva a dar un paso más en la deshumanización que ya de por sí venía lastrando esta sociedad que nos ha tocado vivir.
Y en el caso de niños y adolescentes —incluyendo los menores de 6 años a los que sus padres ponen la mascarilla creyendo que así los protegen— voy a ser muy escueto y directo para no regodearnos en algo que está meridianamente claro:
La Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal (BOE 24 de noviembre de 1995) establece en su artículo 174.1: “Comete tortura la autoridad o funcionario público que, abusando de su cargo […] por cualquier razón basada en algún tipo de discriminación, sometiere [a cualquier persona] a condiciones o procedimientos que por su naturaleza duración u otras circunstancias le supongan sufrimientos físicos o mentales, la supresión o disminución de sus facultades de conocimiento, discernimiento o decisión o que, de cualquier otro modo atenten contra su integridad moral”.
Y en su artículo 173: “El que infligiera a otra persona un trato degradante, menoscabando su integridad moral será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años. Con la misma pena serán castigados los que, en el ámbito de cualquier relación laboral o funcionarial y prevaliéndose de su relación de superioridad, realicen contra otro de forma reiterada actos hostiles o humillantes que sin llegar a constituir trato degradante supongan grave acoso contra la víctima”.
Si las terribles noticias que se han publicado en diversos medios y en redes sociales se confirman —y parece que así es en algún caso— han muerto al menos cuatro niños —dos en China y dos en Alemania— casi con toda seguridad a causa de las mascarillas. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Tardo cuatro segundos en contarlos. Pero esos cuatro segundos suponen el derrumbe de cuatro familias, el dolor de cuatro familias… y debería suponer el dolor de todos los que aún conservamos un resto de humanidad.
Jesús García Blanca
NOTA: Este texto es una reflexión desde el punto de vista filosófico, psicológico, emocional y político-social. Para los argumentos científico-médicos contra las mascarillas: Jesús García Blanca. Las mascarillas no son eficaces y además son peligrosas para la salud. Discovery Salud, 342, noviembre, 2020.
Publicado por Jesús García Blanca en 12:45
CRÉDITO IMÁGENES: Diarios UNO y Público; autores no identificados.
Fuente: https://saludypoder.blogspot.com/2020/10/mascarillas-obligatorias-partir-de-6.html