Han elevado los herederos de la ETA, que aposentan sus reales en la Carrera de San Jerónimo, un escrito, una súplica, un pliego de descargos, una retahíla de desagravios, en fin, un ruborizante llamado a la sectaria censora que preside el Congreso de los Diputados, para que a los herederos de la ETA no se les trate de tan honorable forma. No deja de resultar extraño, porque hasta donde yo sé, jamás han renegado de tal condición y, me atrevo a aseverar sin temor a errar, que si no hubiese sido por la mafiosa labor de aquellos pistoleros, sus herederos, esto es, las plañideras a quien me estoy refiriendo, no recibirían peculio alguno del erario español, ni la mayoría de los españoles este nuevo escarnio.
[Cerca De Medio Centenar De Vacantes De Cuideo En Varios Puntos De España]
Sin ánimo de hacer chiste, porque el tema se las trae y como diría el genial Leo Harlem, “yo, es que me emasculo”. Los que, en cualquier país decente, estarían postergados, cuando no, directamente enjaulados, se permiten la chulería de llorar por las esquinas. Vamos a calificar el balbuceo de surrealista, porque, si de verdad nos ponemos serios, habría que enchironar, para empezar a la Lola, a su Balta y, claro, a Narciso, el del ácido hialurónico. ¿Habrase visto tamaña desvergüenza?, pues sí, en esta España de nuestras entretelas, los bandidos van de monjas ultrajadas, insisto: Yo, es que me descojono.
Herederos de la ETA, en realidad, somos todos. Todos seguimos pagando, cuarenta años de sangre y fuego en incómodos plazos, ahora verbigracia, nos toca seguir humillándonos ante sus bravatas, su chulería y sus amenazas. En los paraísos que atienden por los nombres de Vascongadas y Cataluña, el sanguinolento recuerdo sigue causando estragos, pero lo peor de todo, es que en el resto de España dicho rastro ha tomado carta de naturaleza. Los medios de manipulación afines, no cejan en su empeño y siguen tratando de inocular el odio y la mentira necesarios, para que no pare la música. Medios, por cierto, tan numerosos como ignorados por la mayor parte del común, ya que en breve, las televisiones, como lo son ya los diarios de papel clásicos, dejarán de ser seguidos en masa. En vista de su decadencia, se dedican a cantar cual los cisnes, sabedores de que están jugando la prórroga.
Si algo tiene de bueno todo este delirio decadente en el que vive España desde el 11-M, es que posiblemente el conocido aserto de Bismarck, está a punto de caducar, porque nunca antes, al menos desde que este juntaletras vio la luz, se palpó en la piel de toro tanto patriotismo desacomplejado. Y digo bien, patriotismo.
Enarbolar banderas españolas es una suerte de ¡basta ya!, amén del hecho de que la enseña rojigualda represente libertad, respeto a la ley y fraternidad entre millones de convecinos, como mínimo. Pero lo medular del gesto, no es tanto la estética, sino la épica que encubre el oprobio de que, lo que antes de Atocha nos daba vergüenza, sí, lo siento, vergüenza, hoy, nos enorgullece y, quien más quien menos, atesoramos media docena en nuestro ajuar. Quién me ha visto y quién me ve. Pues sí, ha sucedido, pero es que ya estoy harto de majaderos, sátrapas, garrapatas, analfabetos, golfos, tahúres de medio pelo, traidores y, cómo no, recogenueces mancillados en su dignidad democrática. ¡Tócate las gónadas!
No se vayan todavía, que aún hay más, porque lo mejor está por llegar, ya que cuando los gudaris que disfrutan de despachos alfombrados en la Villa y Corte, y no se cansan de degustar chiquitos de Moët en el Palace y en el Ritz desde hace más de cuatro décadas, constaten fehacientemente que los aguerridos aizcolaris del tiro en la nuca, vienen a cobrarse definitivamente sus años en el monte, nos vamos a reír a mandíbula batiente. Todo apunta, repito: apunta, a que la cuenta atrás ya ha empezado y los del cupo fraudulento vasco, que con denuedo y habilidad de cirujano, han destripado y destripan nuestra querida España, están poniendo sus barbas en la palangana. Los nazionalistas de todo pelaje saben perfectamente, que si no han empezado las bofetadas entre ellos en sus taifas, es porque les protege la Constitución, dicho en castizo, gracias al paradójico paraguas de España, sigue la fiesta de la puntita nada más.
Así pues, ruego desde esta tribuna que se les deje de llamar “herederos de la ETA”, más que nada porque tienen toda la razón, convengamos simplemente, en que son lo que son.
*Un artículo de Bienvenido Picazo
Ejercito terrorista que fue inventado por los Jesuitas y la inteligencia de países extranjeros, la ETA no ha desaparecido, la han metido en las instituciones. y ese delincuente llamado Arnaldo Otegi me da mucho asco.
Nunca fue creíble la existencia de esta banda de asesinos sin el oscuro apoyo de los gobiernos de turno. Nos vendieron que ETA había sido vencida, e incluso escenificaron algún que otro acto recreando el fin de la banda armada, cuando en realidad estaba más viva que nunca…
ETA dejó de matar porque ya no lo necesitaba, le dieron todo y más de lo que pedían, tanto es así, que ahora se han inventado un artificio para tenerlos en el gobierno… Deberá ser que estamos tontos perdidos y no vemos más allá de nuestras narices, porque la realidad es que los han puesto a decidir sobre el futuro de nuestro país, escarniando con su presencia la sede de la soberanía nacional a cambio de nada que pueda justificar semejante agravio…
Nunca una banda de asesinos llegó tan lejos, a base de tiros en la nuca y tejemanejes con los que deberían ponerles coto. Nunca tergiversaron tanto las leyes para permitir semejante verguenza…