Compartimos con los lectores y amigos de El Diestro y ¡Olé!, sección taurina de El Diestro, este texto publicado en el periódico taurino El Arte de la Lidia, el 15 de enero de 1883. Un curioso artículo sobre la suerte de banderillas que dice así:
«Se da el nombre de banderillas a un palo de 70 a 78 centímetros de largo, con un hierro a la punta a manera de arpón, que para darle más vista se adorna con papel recortado. En funciones de beneficio, en que la plaza se decora con colgaduras, los diestros lucen sus mejores trajes, y los caballos y tiros de mulas lucen vistosos atalajes, se visten las banderillas con cintas y flores, se forman farolillos de papel o tela, que al clavarse se rompen y dan suelta a palomas o pájaros, o se les ponen plumas y banderas cubieras con una funda, que cae al ser colocada.
También hay banderillas llamadas de a cuarta, que tienen unos 20 ó 25 centímetros, y que solo se usan en determinadas ocasiones, y generalmente por los espadas, cuando estos, a petición del público, parean las reses y ven que estas se prestan a colocar los palos cortos.
Las banderillas deben colocarse en lo alto del morrillo de los toros, lo más unidas que sea posible, lo cual lo facilita la práctica, y se consigue si el diestro, al clavarlas, une las manos y alza los codos lo más posible.
Las suertes de banderillas son:
De frente, que se ejecuta con toros bravos y boyantes: colocado e igualado el toro en los tercios o próximamente, se arranca el diestro desde los medios, andando y alegrándole hasta entrar en jurisdicción, llega a su terreno, y cuadrando en la cabeza alarga los brazos, e igualando consuma la suerte. El diestro debe llevar fija la vista en el toro, bien porque este al arrancar no se le adelante, o sin hacerlo se desiguale del cuarto trasero, y tener que pasarse.
Al cambio. Esta suerte inventada por el diestro Antonio Carmona “Gordito”, debe ejecutarse con toros bravos, nobles y prontos, del modo siguiente: llama el banderillero al toro, arranca este hacia el diestro, y al llegar a la jurisdicción le engaña con el cuerpo, inclinándole al lado derecho, y cuando humilla quiebra en la cabeza al lado contrario, clavando los palos, quedando casi pegado al costado del toro.
La misma base que esta manera de parear tiene la de poner los palos en la silla. Esta se ejecuta estando el diestro sentado, frente al toro, perfilado con él. Una vez así, llama a la fiera, y cuando después de partir esta llega a jurisdicción, le marca la salida echando los brazos y parte del cuerpo a un lado, y al humillar se levanta, da frente al costado, ante el cual se cuadra y se para, y libre del hachazo clava los palos.
Otra manera de parear, con la misma base también, es la conocida de al quiebro. Se coloca el banderillero frente al toro, en su rectitud, teniendo unidos los talones de los pies. Llama al toro, parte este, el diestro sin mover los pies tuerce el cuerpo y brazos a un lado, marcando el bulto de esta manera a la res; al humillar esta, el diestro recobra su posición natural y clava los palos libre del hachazo.
Al cuarteo. Esta suerte se ejecuta cuando está cuadrado el toro, arrancando el diestro desde el terreno de afuera al de adentro, y al llegar al del toro, cuartea en la cabeza, mete los brazos en el momento de la humillación, e igualando pone los palos, procurando salir por pies, si fuese necesario. Ese es el que hoy se ejecuta con más frecuencia. Esta suerte es de lucimiento cuando se ejecuta con toros bravos y prontos y se cuartea lo más cerca posible de la res. (Se continuará)».