La de cosas que uno se en encuentra leyendo de toros. Ojeando un ejemplar de la revista Sol y Sombra, concretamente el número 296 del 21 de agosto de 1902, me he topado con una crónica refererida a una novillada celebrada el día 17 anterior. Una de las crónicas más duras que he leído, aunque imagino que habrá muchas más (así que si alguno de nuestros lectores conoce alguna le ruego nos la envíe para su publicación). Una crónica firmada por el gran grítico don Hermógenes y que dice así:
«En conjuto resultó muy aceptable la novillada del último domingo, y solo por el hecho de haber echado fuera los seis Miuras que les largaron, cuando estrellas de muchas capanillas no quieren ni ver en sueños la divisa verdinegra, merecen aplausos los simpáticos Cocherito de Bilbao, Mazzantinito y Yeclano, aunque este, que debutó en Madrid esa tarde, no es de los llamados a hacer proezas de valor ni de habilidad con los toros.
Mal estreno tuvo el diestro de Yecla, y muchísimo tiene que aprender si ha de torear elgo en esta plaza, porque en esta corrida demostró no conocer ni la a del toreo. Despachó sus dos toros con su ‘jinda’ y su ignorancia le dieron a entender y, con ‘ayuda de vecino’, el primero que le correspondió. (…)».
Así se las gastaban los críticos taurinos a comienzos del siglo XX. He de decir que el Yeclano, Ricardo Martínez Muñoz, inició su carrera taurina en México, en la cuadrilla de Juan Arregui. Y pese al poco futuro que tras esta crítica se le podía suponer, Yeclano llegó a tomar la alternativa un 25 de agosto de 1904 en la Plaza de toros de Jumilla, de manos del diestro Miguel Báez Quintero, ‘Litri’. No obstante no se le conocen otros logros taurinos.
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