El rodete del marqués

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Triste destino el de toda una ideología, una horda mejor dicho, que pende de una mata de pelo. Se ha dicho miles de veces que las corbatas, los cuellos blancos y los trajes no dejan de ser nada más que uniformes del mal para someter a los desharrapados y desconjuntados, sólo por eso portadores del bien. Perdonen que me carcajee, pero los líderes de pacotilla y bien regados de dólares desde el principio, sabían que el uniforme era pieza esencial en todo el entramado.

¿Quién en su sano juicio, habría pastoreado a la famélica legión con un endomingado terno? Solamente la coleta arrastraba, al menos, un millón de votos. No hace falta ser Iván Redondo, para saber esa lección de primero de propaganda y manipulación; a la chusma le vale una puesta en escena de brocha gorda, le es suficiente y encima, le provoca orgasmos democráticos.

Por arte de birlibirloque la coleta ha trasmutado en moño, ahora más que antes, el marquesado pende de un barbero. Un corte a lo garçon, lo dejaría listo de papeles con los votos de apenas, cuatro indocumentados. El desaliño o uniforme informal, es el número básico de todo este circo, la elegancia y el decoro en el vestir, es para los fachas.

Prueba de que todo es muy chusco es que, en cuanto les dejan solos cinco minutos se van prestos, a posar a cualquier elitista publicación con sus mejores galas. Qué dura es la vida del actor, tener que andar disfrazado todo el día, cuando lo que le pide el cuerpo es un buen chaqué modelo “Goya”.

Su patético proceder, desenmascara toda una arquitectura de puesta en escena, destinada a un público entregado a la causa. Qué triste saber que un moño o una coleta, son el despliegue más deslumbrante que se tiene para ofrecer, aunque tal y como está desmoronándose todo, el vulgar atavío, ya no va a ser suficiente para amortiguar la costalada.

El bello zagal, otrora Snchz, ríe tras las candilejas con su porte sin igual y sus litros de ácido hialurónico, por la cara y una vez consumado el primer tramo de su alianza con el clochard de casoplón, a buen seguro estará poniendo a remojo sus barbas y preparando “la madre de todos los pucherazos”, como solución última para evitar todo lo que podría venírseles encima. Todas las artimañas, los golpes de mano y tropelías sin cuenta, no podrían ser suficientes para ganar, no ya en buena lid, actitud que desconoce, sino salvar sus muebles. Una derrota en las próximas elecciones generales, podría ser la antesala de una aventura, donde a la postre, el disfraz piojoso se trocase por un pijama de rayas, más acorde con la catadura de estos infectos personajes.

El 4 de mayo, tiene toda la pinta de que será la reedición del glorioso Dos del mismo mes de aquel año. El pueblo de Madrid, deberá reeditar aquella gesta e imperativamente, tiene que salvar a la patria en peligro. Andrés Torrejón se ha desdoblado y dos centurias después, se antoja más necesario que nunca. Estos últimos años ha sido visto, paseándose con galanura por la Asamblea de Madrid, a pesar de los bastones naranjas en las ruedas. El gobierno de coalición que se avizora, tendrá que atarse bien los machos, para evitar que la patria toda, siga despeñándose. Isabel Ayuso, tiene el lastre de su propio partido y haría bien, si los hados le son propicios en dar un golpe de timón y hacerse con los mandos, de lo contrario, ella, sus fieles y sus millones de sus votantes, serán absorbidos por la otra parte de la coalición. Tampoco sería mala cosa.

*Un artículo de Bienvenido Picazo