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Tremenda noticia la que publica el digital ‘Life Site‘ de uno de los países de los que, además, más se habla como si estuvieran haciendo las cosas espectacularmente bien por la vacuna: Israel.

Según dice la publicación, un análisis de los datos publicados por el Ministerio de Salud de Israel por el Dr. Hervé Seligmann, miembro de la facultad de Medicina Enfermedades Infecciosas y Tropicales Emergentes de la Universidad de Aix-Marsella y el ingeniero Haim Yativ revelan, en resumen, que la vacuna experimental de ARNm de Pfizer mató “alrededor de 40 veces más personas (ancianas) de las que la enfermedad misma habría matado” durante un período de vacunación reciente de cinco semanas. Entre la clase más joven, estos números se suman a las tasas de muerte en 260 veces lo que habría provocado el virus COVID-19 en ese mismo periodo.

Y siendo la información de los ancianos sumamente grave, esta gravedad aumenta si tenemos en cuenta las tasas de muerte entre las personas más jóvenes ya que aumentan 260 veces, o lo que es lo mismo, el virus, prácticamente, no mata gente joven y la vacuna sí.

Además, la misma publicación destaca que, el análisis matemático completo se puede encontrar en el artículo en sí, los autores demuestran cómo entre “los vacunados y mayores de 65 años, el 0.2 por ciento… murió durante el período de tres semanas entre dosis, por lo tanto alrededor de 200 entre 100,000 vacunados. Esto debe compararse con los 4.91 muertos entre 100,000 que murieron por COVID-19 sin vacunación”.

“Esta imagen aterradora también se extiende a los menores de 65 años”, continuaron los investigadores. Durante el proceso de vacunación de cinco semanas “murió el 0,05 por ciento, es decir, 50 entre 100.000. Esto debe compararse con el 0,19 por 100.000 que mueren por COVID-19 (que) no están vacunados… Por lo tanto, la tasa de mortalidad de este grupo de edad aumentó en 260 (veces) durante este período de cinco semanas del proceso de vacunación, en comparación con su tasa natural de mortalidad por COVID-19″.

No podemos evitar, tras leer todo esto y otras muchas cosas más, ¿para qué vacunarse? ¿Qué sentido tiene si, según dicen, a pesar de la vacunación se puede contagiar a otra persona, se pueden sufrir contagios, hay efectos secundarios que también tienen otras vacunas e incluso puede provocar hasta la muerte, repetimos, ¿qué sentido tiene?

Desgraciadamente, la respuesta que encontramos es la de siempre: la económica. Empresas que se están forrando, literalmente, gracias a las vacunas y políticos, periodistas y médicos a los que el virus está convirtiendo en gente famosa, que también gracias a millonarias comisiones que, cada vez estamos más seguros de ello, se estarán llevando.

Gente sin escrúpulos a los que les da absolutamente igual las consecuencias que provoquen unas vacunas no testadas y que buscan el enriquecimiento propio, incluso a costa de este tipo de situaciones. Ojalá paguen algún día por ello y se les pueda sentar delante de un juez.

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1 Comentario

  1. Gracias por esta valiosísima información y por su valentía de publicarla. La mayoría de los demás medios lo callan sibilinamente, como si estuviesen vendidos a los magnates de la muerte.

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