No me decidía a comenzar esta nueva etapa a causa de este (y algún otro) artículo, pero creo que es conveniente que ustedes comprendan lo que sigue antes de adentrarnos en los temas más comprometidos. La consciencia artificial es uno de los programas más elaborados de la unidad de carbono humano, porque le da al ego la falsa percepción necesaria para creer que es consciente de ella misma y de la realidad. Veamos ahora su funcionamiento e influencia sobre el ego.
Cuando la unidad de carbono es fabricada por programación genética mediante la concepción, la memoria genética se ocupa —sin nuestra intervención consciente y mediante división celular— de formar completamente el cuerpo físico y parte de la estructura mental de la unidad. En el momento en que el espermatozoide se une con el óvulo, el “Do” por algoritmo divino, crea un enlace cuántico con el Ser correspondiente a la ubicación espacial de la concepción, dando comienzo con esto, a su octava particular de creación. Este enlace es conocido y descrito por las culturas tibetanas como el “cordón de plata”, y es como el cordón umbilical que enlaza a la madre con el feto, solo que este enlace es con la Fuente, y digamos, que es por el cual la Fuente le transmite a la unidad de carbono el cuerpo de enlace alma, choque (Do-si), para que la unidad tenga vida, y para que el Ser siga unido al cuerpo físico mientras este se desplaza por el espacio hasta el momento de su nacimiento propiamente. Este cordón de plata que yo llamaré “punto de enlace”, es el punto de consciencia de la esfera que mira hacia la materia, y que luego será usado por el deseo para iniciar el revertimiento. En el instante que la unidad de carbono abandona el útero materno y comienza a interactuar con la realidad subjetiva (choque fa-mi), el servidor (sistema) se ocupa de iniciar el programa (octava paralela) y de ir poco a poco revirtiendo la esfera de consciencia que hasta ese momento estaba conectada con el Ser. Mientras la reversión se va produciendo, el programa inicial va creando una consciencia artificial asociada al programa ego, que le dará a la unidad ya desarrollada la ilusión de individualidad. Esta consciencia artificial tiene la particularidad de desviar todas las percepciones externas e internas hacia un centro virtual “emocional-intelectual”, que las procesa como propias, tomando todo como personal y pasando después a distribuirlas mediante el ego a donde más le convenga a éste. Con esto se logra que el ego sea consciente de sí mismo mediante la consciencia artificial, creando la ilusión a la unidad de carbono que es consciente de ella, cuando en realidad no es consciente de nada. Usted es inconsciente de todo mientras el mando lo tenga el programa ego, y aquí aparece el mejor sistema de seguridad jamás diseñado, porque usted no puede destruir al ego.
Todo aquel que le diga o postule la destrucción del ego se equivoca o quiere entretenerlo con ilusiones imposibles. Si usted destruye al ego, destruye a la unidad de carbono y terminará internado en una institución psiquiátrica, porque el ego es el enlace social con la materia, el ego no es ni bueno ni malo, es un programa que responde a la consciencia artificial y al servidor. Lo que realmente hay que hacer es desconectar la consciencia artificial mediante el enlace con la consciencia del Ser. En ese momento el Ser toma el mando del ego, y la unidad de carbono, o sea el cuerpo físico y mental, se acomoda (o monta) en la octava del “Do” y se separa de la octava paralela del demiurgo correspondiente. Desde ese momento la consciencia artificial se va desconectando poco a poco del ego hasta finalmente desaparecer. Mientras ésta esté en actividad nada de lo que usted haga es real, usted solo es un programa que cree que es una persona llamada fulano, que tiene un estudio universitario, que tiene una profesión, que tiene una casa, que tiene un automóvil, que tiene una familia, que tiene una opinión política, que tiene una creencia religiosa, que tiene un status social, que tiene un espíritu y que es consciente de todo.
La consciencia artificial es la responsable de que usted crea que es lo que es, y que sea manipulado de la forma más sencilla que existe: por los distintos “yoes” del ego que van tomando el mando según cada situación, porque al ser esta consciencia “artificial” se adapta al estado emocional en curso según disponga el ego “activo” en ese momento, que a su vez es manipulado por las influencias externas (impresiones) que lo manejan. Si el príncipe se casa… ¡viva el príncipe!, si el rey saluda… ¡viva el rey!, si el gobierno escuchó sus reclamos… ¡viva el gobierno! y usted… ¿sigue pensando que es consciente?
Esto lo dijo mejor Calderón de la Barca:
“…sueña el rico en su riqueza que tantos cuidados le ofrece,
sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza,
sueña el que a medrar comienza,
sueña el que siente y padece,…
y en este mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son pero 𝙣𝙞𝙣𝙜𝙪𝙣𝙤 lo entiende”, NINGUNO.
Y si todo lo que describe es lo natural que ocurra, ¿por qué tilda a la consciencia de artificial?