tormenta

Frase que desconocía y hoy he oído por primera vez. Al fin y al cabo solo es una expresión más sencilla que la que nos narra la Biblia cuando después del Diluvio, Dio prometió a Noé que no habría más cataclismos de ese tipo, y, como confirmación de su palabra hizo brillar el en cielo el Arco Iris. Al fin y al cabo no es sino otra modalidad de “Después de la tormenta viene la calma, pero, para mí más poética.

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España, nosotros los españoles, estamos padeciendo durante mucho tiempo, posiblemente más que el necesario, una tormenta que nos está abatiendo, torturando y humillando por un periodo que se está haciendo demasiado largo.

No se trata de una tempestad de fenómeno meteorológico; no caen sobre nosotros lluvias torrenciales, granizo, nieve, ni rayos y truenos, sin embargo es mucho peor lo que padecemos.

Estamos siendo gobernados por una caterva innoble, trapacera y falaz. Nuestro Presidente de Gobierno, posiblemente sea el ser más indigno que pueda regir un país, nos está gobernando con chanchullos, engaños y trapacerías sin cuento. Es el hombre más falaz que hemos podido padecer los españoles, como gobernante.

Asistimos al inicio de un tiempo nuevo en el que la mentira ya no es el inocente lenguaje de los vendedores de humo y vocingleros. Se ha convertido en un instrumento político al servicio de Pedro y sus conmilitones, con el que amenazan, paralizan y destruyen todo lo que no esté de acuerdo con sus misérrimas opiniones.

Su propósito es enajenar a los ciudadanos, confundirlos y alienarlos para someterlos a su voluntad, aunque simplemente sea por error de apreciación.

Miente, miente con malignidad con el único propósito de cambiar a la sociedad. Hasta ahora esta estratagema era propia de los nacionalistas, vascos y catalanes sus máximos representantes, con la que embaucaban al pueblo para lograr una independencia a la que no tienen derecho ni legal ni históricamente, pero les servía como herramienta para fomentar el odio hacia todo lo que no fuese su deseo utópico e irrealizable.

Este malhadado falaz ha normalizado la mentira y la transformado en la médula de lo que él entiende por democracia.

Su actuación y forma de gobernar es indigna de cualquier persona que posea un poco de decencia. Su gobierno es la entronización de la mentira.

Es tan deshonesto que la Tesis doctoral de su carrera es un puro trampantojo, un “corta y pega”, como se llama vulgarmente a lo que hacen los pésimos estudiantes cuando sus profesores les encomiendan realizar su trabajo y, al no tener capacidad para ello, se dedican a plagiar lo escrito por otros autores, pero parece ser que ni en eso se molestó, se lo realizó un “negro”.

Académicamente es lícito y hasta digno de elogio citar frases o párrafos enteros de otros autores siempre que en nota aclaratoria se indique de quien se han tomado, pues da un cierto prurito sobre los conocimientos del autor y de los libros que ha consultado. Este hombre se ha atribuido como suyos párrafos del BOE. ¿cabe mayor indecencia?

Gobierna con un despotismo y una tiranía, propia de los peores dictadores. Es tal su soberbia que no admite no ya las sugerencias, sino los consejos de nadie.

Este totalitarismo postmoderno es el resultado de la amplia aceptación dentro de un grupo social de la ideología totalitaria, por eso no necesita los mismos métodos sanguinarios que en sus inicios

En el colmo de su prepotencia pretende, junto con su socio, el deleznable Pablo Iglesias, imponernos sobre lo que hemos de hablar y pensar.

El pensamiento único del Politburó.

Repitió, cuantas veces quiso, que jamás gobernaría con Podemos. Lo afirmó hasta la saciedad, manifestando que ni él ni el 95% de los españoles podrían dormir tranquilos. Posiblemente desde entonces padezca de insomnio, o, cono a él se le da un ardite de todo, duerma a pierna suelta, aunque el resto de los españoles tengamos grandes pesadillas, esperando el momento en el que se acabe este horrible padecimiento.

Para comprobar la magnitud y cantidad de sus embustes solo tenemos que consultar las hemerotecas que nos ilustrarán de su tenaz perfidia y falacia.

Ciñéndonos a la peste que ahora padecemos, ha sido el más incompetente, incapaz y nulo en su forma de gestionarla. Pero para ello le han apoyado el inefable Simón y el indescriptible Illa, que decía que, a lo sumo, en España se darían dos o tres casos de enfermedad.

El INE ha dejado en ridículo a ambos, junto con Pedro Sánchez, al cifrar la cantidad de fallecidos por este motivo en más de 70.000 personas.

Para enumerar todas sus mentiras y falacias necesitaríamos más de un volumen de muchas páginas, así que dejémoslo estar para nuestra desdicha.

Los españoles, tan dados a los refranes tenemos uno que es “No hay mal que cien años dure”.

Mejor lo expresó nuestro ínclito y muy insigne Antonio Machado:

“Todo llega y todo pasa.

Nada eterno:

ni gobierno

que perdure,

ni mal que cien años dure”.

Esperamos que así sea y que tras esta nefasta tormenta brille el arco iris de la esperanza y desaparezcan estos negros nubarrones.

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3 Comentarios

  1. Los social comunistas, nos están llevando a un sistema como el de la China comunista, y se lo estamos permitiendo con eso de obedecer normas injustas e ilegales, le vino muy bien el invento de la pandemia para aterrorizar a la gente y que traguen con todo.

  2. Que España esté embarrada en el peor de los fangos, por el sinsentido más absoluto del tío más mierda que jamás parió madre, y que no exista ninguna autoridad que mueva un punto dedo para sacarnos de este atolladero, cuando aquí no tenemos otra cosa que no sean autoridades bien pagadas, tiene migas el asunto…
    Esto es demasiado absurdo para darle crédito, no es asumible que sea el propio sistema el que impida la defensa de nuestra patria, no se puede aceptar que sean las propias leyes las que sometan a toda una nación a los antojos de un pelele que se ríe de los españoles…
    Estamos tan rodeados de corruptos, que viven del sacrificio de cada uno de nosotros, que hasta nos parece normal el peor de los disparates, y en eso consiste el engaño, en hacernos creer en una normalidad que no existe, en una normalidad que nadie en su sano juicio, asumiría como normal…
    No tiene que haber límites a la hora de defender nuestra patria, pues si alguna ley lo impidiese habría que cambiarla, de la misma manera que hacen los traidores a la hora de no acatar ninguna ley que les impidan sus tradiciones, solo que a nosotros nos asistiría el derecho, el deber y la obligación…

  3. Nota: si hay algo más traidor que Sánchez es el corrector ortográfico que utilizo, que cambia mis palabras por las que le da la gana…
    Pone “punto” cuando he escrito “puto”, pone “tradiciones” cuando he escrito “traiciones”…
    Lo dicho, estamos rodeados de traidores…

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