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OPOSICIÓN AL GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ
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Esta era la frase, que no dejaba de repetirnos nuestra madre a los cuatro hermanos, ha marcado nuestra vida desde pequeños. Con ella nos inculcó que la amabilidad, la comprensión y el respeto a las ideas de los demás, era una actitud digna de encomio, y con ella se conseguían más amigos que si, de entrada, te encerrabas en tu torre de marfil y no aceptabas las opiniones de los demás a los que considerabas indignos o inferiores a ti.
La idea central y la mayor parte del texto que expongo a continuación la he recibido por medio de un WhatsApp, de un amigo a quien ha llegado de forma anónima y que me la ha reenviado. Ello me ha dado pie para añadirle al corpus inicial algunas reflexiones y consideraciones mías.
Así comienza el texto que voy a glosar:
Este verano, delante de mis hijos, me dijeron una expresión muy mal sonante a la que yo contesté con una cortesía.
Ciertas personas que presenciaron el hecho me reconvinieron y me indicaron que debería de haber respondido con contundencia y no con amabilidad como hice.
Yo respondí que he nacido en el mimo país que don Pedro Muños Seca que, con la gracia que lo caracterizaba, les dijo a los que iban a fusilarle: “Me temo que no tienen ustedes intención de incluirme en el círculo de sus amistades”. También cuentan que cuando lo llevaba camino del paredón les dijo a sus asesinos: “Me habéis quitado todas mis posesiones, mi dinero, mi nombre y hasta mi dignidad, pero hay una cosa de la que no podéis despojarme”. Los criminales ansiosos por saber a qué se refería para arrebatárselo, le preguntaron que a qué aludía, a lo que respondió con sorna: “El miedo que tengo”.
Como es lógico quedaron chasqueados.
También refieren que, cuando se encontraba en la cárcel, un miliciano llamado Gálvez, decía, al pasar por ella: “A este no matéis, que lo mataré yo”. Don Pedro respondía: “Muy honrado, Gálvez, muy honrado”.
Tan digna de encomio como la de D. Pedro, fue la valentía y presencia de ánimo que mostró Ramiro de Meztu delante de los que lo iban a fusilar, sin juicio previo en el cementerio de Aravaca, en las proximidades de Madrid. Las últimas palabras que pronuncio, según quienes presenciaron la ignominia fueron: “Vosotros no sabéis por qué me matáis, pero yo sí sé por lo que muero: ¡para que vuestros hijos sean mejores que vosotros!”.
Con esta frase expresó el mismo deseo que pronunció Jesús en la Cruz: “Perdónalos Padre, porque no saben lo que hacen”.
El movimiento que ha iniciado este impresentable de Pedro Sánchez para destruir la Cruz del Valle de los Caídos (la más alta de Europa), reconvertir este en un cementerio civil y transformar este lugar en un espacie de parque temático, no tiene parangón. El ministro Jáuregui ha dicho que ve el recinto como “una asignatura pendiente de la Transición”.
Pregunto ¿acaso no hay asignaturas pendientes de todas las atrocidades, ignominias y barbaridades que cometieron los socialistas durante la Segunda República? ¿No hay incontables muertos, violaciones, asesinatos, quema de iglesias, conventos y todo tipo de edificios religiosos de los que no podamos acordarnos?
¡Ah no! Largo Caballero (el Lenin español), Santiago Carrillo, a quien se le perdonó todo lo de Paracuellos, y más cosas, en la Transición y el resto de sus congéneres eran espíritus puros, libres de pecado y mancha, émulos de los ángeles.
La UE no ha sido engañada por las patrañas y falsedades de los comunistas, así en la Resolución del Parlamento Europeo, de 19 de septiembre de 2019, sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa, en el punto 15 dice lo siguiente:
Rusia sigue siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite y la propaganda políticas continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado.
Por ello, la Unión Europea condenó el comunismo y sus crímenes especificando que en algunos países de la UE los partidos comunistas están prohibidos por sus asesinatos.
España es el único país de la UE en el que, no sólo se silencian los crímenes cometidos por los comunistas, sino que se encubren y ocultan, y no se acepta el trágico pasado de la siniestra II República.
No es solo esta Cruz la que molesta a estos revanchistas y rencorosos socio-comunistas. Les molestan todas la Cruces, porque representan el perdón y la Redención. Personifican el amor, la caridad y el sacrificio por los demás, cosa que no entra en sus mentes mezquinas. Por ellos harían desaparecer las que muchos cristianos llevamos al cuello o tenemos introducidas en nuestras casas para venerarlas.
En su profundo ateísmo, como carecen de una luz espiritual que ilumine sus vidas, se encuentran sumidos en lo más profundo de un abismo del que no podrán salir porque no creen en la Redención, pero no tienen en cuenta el inmenso amor que nuestro Creador tiene por sus hijos. Un padre no los abandona por muy perversos que sean.
Pero lo más ignominioso es ese deseo de venganza y revancha que los consumen y que los lleva a resucitar odios, rencores, envidias y malquerencias que, en muy buena hora, se decidieron olvidar para comenzar una andadura nueva con los acuerdos de la Transición.
Como el pecado de la envidia que quien lo padece es el único perjudicado ya que el envidiado, en la mayoría de las ocasiones ni se entera de ello, estos rencorosos revanchistas consumidos por su indignidad son los que lo sufren.
Pienso que la actitud que debemos de tomar, quienes tenemos miras más elevadas, es la indiferencia, y decir la frase atribuida a Cervantes en El Quijote (aunque no sea cierta, pero viene al caso): “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”, y como decía mi madre: “Más moscas atraen una cucharada de miel que un barril de hiel”.
TODAS LAS MASCARILLAS CON LA BANDERA DE ESPAÑA
“Se matan más moscas con una gota de miel (se posan en ella y no pueden escapar) lo cual es en sí más cruel que matarlas con un barril de vinagre”. Mi madre también nos decía ese refrán.
En Valencia existe otro y que nos decía también mi madre que dice ” A veces a que besar la mano, que quisieras ver cortada”.
Y con esas dos máximas, estamos en la situación en la que estamos.
El Gran Duque de Alba resumió el miedo, o el ser “cannes mutis” de la forma más brillante que he conocido jamás. Cuando la reina – queriéndo humillarlo, después de ser quien le consiguíó las mayores posesiones- le espetó en plena audiencia llena de gente: “Duque de Alba: ¿sabe Ud. de que color es la prudencia? El GRANDE le contestó: “Del color del miedo, majestad, del color del miedo”.
La llamada “prudencia” es el origen de todos nuestros males actuales.
El dejar pasar, el ser cannes mutis, el ne faire niente.
Mi madre era la Caridad cristiana en persona, transformada en buenas formas, buenas maneras, uso del lenguaje correctísimo, inflexión de voz correcta, buenos ademanes, no ofender a nadie, etc. etc.
Todos mis hermanos tienen imbuido en su ADN esa forma de proceder. La exquisitez hecha persona.
Yo decidí ser como mi padre. Y toreo de frente y por derecho. Me he dado cuenta que es lo que hay que hacer. A las cosas hay que llamarlas por su nombre.
Mi padre fue superdotado. Toda su vida tuvo que sufrir vivir entre mediocres (con o sin licenciatura)
Además de soportar esto, tuvo que disimular sus capacidades, porque no hay nada que más odie un idiota que la inteligencia que no posee.
Mi padre, al final de su vida me dijo ” A los tontos, hija, hay que de vez en cuando recordárselo, porque de lo contrario, se creen listos y hacen imposible la vida al resto de los mortales; no hay persona más cruel que un tonto con gorra de plato o que se cree listo”. Llegó tarde a la conclusión.
Yo la voy aplicando antes.
Con la siniestra, a la que veo que no conocen, hay que darles en to el bebe, en to los morros. De frente, directo y por derecho. Sin codillear. Huelen el miedo desde lejos. Y a la educación y buenas maneras la consideran debilidad. Y van a por los débiles. Con los fuertes no se atreven.