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Hoy traemos una nueva anécdota taurina, una anécdota que hemos titulado “mucho calor para firmar un contrato”, y es lo que le pasó a Francisco Arjona Reyes “Currito”, el hijo de Cúchares, con un empresario que quiso contratarlo un día de julio, en Sevilla…
«Llegó a Sevilla un empresario con decidido propósito de contratar a Francisco Arjona Reyes, «Currito», y a visitarle fué a su casa del barrio de San Bernardo, hallándose con que todavía estaba en la cama el hijo de «Cúchares».
-Dise «Curro» que a la tré lo aspere osté pa firma en la serveseria, que alli irá él pa esa hora.
Llegó el momento; «Currito» no aparecía; envióle el empresario un aviso, y he aquí la respuesta:
— Dile a ese señó que en seguía de comé no voy a ná pa ná. Que se aspere una mijita a que repose la comía.
A las dos horas, nuevo recado; pero era el mes de julio, y como no era cosa de «derretirse en el camino», dijo «Currito» que siguiera esperando el otro.
Y en el tercer aviso, cuando le apremiaron diciéndole que si no iba en seguida contrataría el empresario a otro matador, contestó Arjona Reyes:
— Ea, pues que lo ajuste y que de salú sirva, que con la caló que jase no se menea de aquí por una contrata «Currito Cúchares».
Y no se movió».