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OPOSICIÓN AL GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ
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En estos días (motivado por la ausencia voluntaria de S.M. Juan Carlos I) se está hablando mucho de huidos, pero no de las verdaderas huidas que se vienen produciendo en España desde hace bastantes años. La más significativa y vergonzante (aunque no la primera) fue la del cobarde Puigdemont, delincuente criminal que no tuvo los arrestos de un verdadero hombre que se viste por los pies para afrontar las consecuencias de sus criminales actos. Él salió oculto en el maletero de un coche, de la misma manera que se transporta la droga y otros objetos fruto de la delincuencia criminal.
De esa huida muy poco se habló en su momento y los separatistas catalanes mucho menos porque son todos tan viles y cobardes como su jefe que, dicho sea de paso, vive como un despreciable despojo en un país poco fiable con un costo tan cuantioso como ilegal.
Luego están los políticos huidos de las buenas costumbres, de los cuales hay un gran ramillete de comunistas, separatistas, republicanos, proetarras y algún otro más centrado, que han hecho lo contrario de lo que se pide a un honesto servidor público. Mención aparte merecen las huidas de algunos tribunales dando trechas a muchos asuntos que llevan lustros y hasta décadas pendientes de resolución.
No me olvido de los Pujol, de los Griñán, de los Chaves, etc.; ya habrá tiempo. No obstante, por ser de rabiosa actualidad, voy a analizar el comentario de un huido de Podemos que tiene la figura de un niño con aspiraciones de adulto y responde al nombre de Íñigo Errejón. Concretamente ha dicho: “El Rey emérito huye de España sin rendir cuentas. Al menos que devuelva el dinero”. Curioso este político con los pies de barro, que siempre ve la paja en el ojo ajeno y no la viga que le ciega. ¿Habrá olvidado este individuo de dónde viene?; ¿O aquello de la universidad que le concedió una beca de 1.800 euros mensuales y que durante el tiempo que duró su contrato con el centro no fue a la facultad y no realizó ninguna investigación académica sólida?
Este botón de muestra se podría aplicar a una tal Colau, a un tal Rufián e, incluso, al limpiabotas de Puigdemont, un tal Torra. Pero no lo esperemos porque los medios de comunicación (huidos con descaro de la verdad y pagados generosamente por el gobierno) sólo se ocupan de mentir en todos los casos y, también, sobre el Rey Juan Carlos I que, recordemos, no está imputado.