OPOSICIÓN AL GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ
SÍGUENOS EN TELEGRAM

Esta es la eterna historia de los macarras y maltratadores que son valientes cuando salen en marabunta y se esconden en el anonimato, pero que son unos cobardes llorones cuando ese anonimato sale a la luz. Les contamos la historia: Un usuario de Twitter, un tal @Kyke197, cuelga un tuit en el que, atentos, expresa unos deseos nada pacíficos ante quien no piense como él: “Vengo a dar mi aportación: Facha pardillo tu cara en un bordillo”.

No estamos hablando de que este individuo insulte o diga alguna que otra sandez a la que tan abostumbrados estamos, no, estamos hablando de que el niñato lo que quiere es ver la cara de ese facha, seremos todos nosotros, estampada en un bordillo, ni más, ni menos, la cosa de broma tiene muy poco.

Pero al valiente le duró la valentía hasta que apareció alguien que, por lo que fuera, sabía quién era y sabía de quién se trataba. Alguien que, o localizándolo por redes sociales o, simplemente, porque le conocía decidió dar el nombre completo del valiente y decirle a todo Twitter quién era el que se encontraba detrás de esa cuenta con “tan buenos deseos” hacia los demás.

En resumen, el tal Kyke, que con esas letras es más moderno que con otras, se encontró con la horma de su propio zapato y adivine lo que escribió después: “Denunciad por publicar información privada sobre mi porfi”. ¿Porfi? Mequetrefi…