OPOSICIÓN AL GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ
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Coincidiendo con el vigésimo tercer aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, se han celebrado ayer dos comicios autonómicos, en dos de las cuatro comunidades autónomas consideradas como históricas, con resultado dispar una de otra, porque mientras que en Galicia se ha conseguido un éxito y logro histórico al revalidar la cuarta mayoría absoluta de un candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, lo que le asemeja a una “aldea gala”, apartada de la deriva de atomización del voto en el resto de España, al no solo ganar por mayoría absoluta, sino reforzar esta hasta los 42 escaños, lo que hace de Galicia, la única autonomía en la que no solo un partido obtiene la mayoría absoluta, sino que aumenta su distancia respecto a sus rivales políticos, en el País Vasco, a pesar de haber subido en número de votos y escaños el nacionalismo gobernante, se ha puesto en una situación de “necesidad” respecto a su actual socio de gobierno el Partido Socialista, dado que entre los partidos considerados de izquierda, incluyendo a Bildu, el brazo político del nacionalismo filo etarra, junto con Podemos, podrían acceder a un nuevo gobierno autonómico, si no fuera por la dependencia de los socialistas del PNV, tanto del gobierno de la nación, como de los cargos de sus dirigentes en los tres territorios históricos del País Vasco, en donde gobierna en coalición con el nacionalismo sabiniano y en cuyos gobiernos, están integrados sus dirigentes provinciales.
Centrándonos en los resultados de Galicia, lo que ha quedado muy evidente es que, en esa autonomía, Feijoo con el PP, ha demostrado una vez más que es la “esencia” del centro derecha español, a pesar de ser acusado desde parte de la derecha de “nacionalista”, de una manera falsaria, ha conseguido su cuarta mayoría absoluta que no solo le convalida como vencedor, sino que le refuerza como líder indiscutible de una sociedad a la que a lo largo de estos años, ha demostrado buena gestión, ha gobernado sin estridencias y ha agradecido a Feijoo, su firme decisión de dedicar todos sus esfuerzos a Galicia, cuando hace dos años, podría haber tomado una decisión de acceder a la política nacional, lo que no ha hecho, y ha dejado claro que no hará como lo evidencia su lema de campaña, “ Galicia, Galicia, Galicia”.
En este territorio, quien ha conseguido unos resultados preocupantes, ha sido la izquierda española, en donde tanto Podemos como El PSOE, ha sufrido un duro castigo del electorado, desapareciendo casi del panorama, la formación del vicepresidente segundo Pablo Iglesias y el propio socialismo gallego, encabezado por el sobrino del alcalde de Vigo, Abel Caballero, que sabiendo su más que evidente fracaso, en algún momento quisieron “usar” la causa de la Pandemia, para intentar aplazar las elecciones autonómicas y tapar así su evidente abandono desde la sociedad, hasta el punto, de que el propio presidente del gobierno, “excusó” su presencia en el mitin de cierre socialista porque su “falcón”, había pinchado una rueda.
En cuanto al País Vasco, cabe decir que, aunque el PNV ha mejorado en resultados, siendo la primera fuerza política de la Comunidad Autónoma Vasca, se va a encontrar con el papel de rehén de sus propios éxitos, dado que, con los actuales resultados, depende para gobernar del PSOE y de sus diez escaños, con la seguridad que sus pactos con los socialistas en diputaciones y ayuntamientos, no le van a generar más que la tranquilidad de gobernar durante cuatro años más la comunidad vasca, a pesar de que, si se produjera una alianza entre socialistas, bildutarras y Podemos, podrían tener la capacidad de gobernar por primera vez a los vascos, desde la izquierda, cosa que no sucederá por la dependencia mutua y la necesidad de los socialistas, de tener la ayuda del PNV, para mantener a Pedro Sánchez en la Moncloa.
Caso aparte a la hora de analizar, merecen los datos de la coalición PPmásCS, que ha obtenido un rotundo fracaso en sus resultados, bajando de nueve diputados a cinco, lo que le supone el peor resultado del constitucionalismo vasco en muchos años, con el agravante, de que la formación Vox, ha obtenido un escaño por la provincia de Alava.
En el caso de esta coalición, no ha bastado que, aunque a última hora, se haya contado con un líder carismático como Carlos Iturgaiz, para liderar una candidatura, envenenada por sí misma, los resultados hayan sido absolutamente negativos, además de que el madrileño Antonio González Terol haya dirigido la campaña, llegando desde Madrid en persona, ante el desastre que se vislumbraba, porque era evidente que un mal camino se había llevado en el P. Vasco, desde tiempos anteriores a Pablo Casado y los constantes devaneos de su anterior líder Alfonso Alonso, para pactar con el PNV, aunque lamentablemente, ahora todo la culpa recaerá en un líder carismático para el constitucionalismo vasco como Carlos Iturgaiz, quien no ha podido salvar los muebles, de una coalición sin fuerza, ni músculo, ni sentido, fundamentalmente por la falta de credibilidad de uno de sus componentes en algo tan vital y decisivo para los vascos, como son los fueros.
Caso aparte merece ver el escaño que ha sacado Vox en tierras vasca, porque toda su “campaña de choque” y la constante mención a “la testiculina”, ha recogido el voto del enfado del electorado de centro derecha, que harto de los devaneos de los populares durante años, ha servido como desahogo a la mala situación de los ciudadanos no nacionalistas en la sociedad vasca, que siguen sufriendo acoso, en su día a día sin que nadie les haga caso y cuyo voto ha servido de desahogo como protesta a la desatención de su situación. Hay un factor que muchos no aprecian y que se produce en el País Vasco, como es el importante acoso que sufre el ciudadano no nacionalista, porque, aunque Eta no mata, las cosas poco han cambiado en tierras vascas respecto a la marginación del españolismo.