El 23 de junio de 1983 la banda terrorista ETA asesinaba en San Sebastián al policía nacional EMILIO JUAN CASANOVA LÓPEZ. Eran aproximadamente las 14:20 horas y hacía dos horas que había finalizado el funeral por Juan Maldonado Moreno, asesinado el día anterior en Pasajes.

El atentado, obra de los Comandos Autónomos Anticapitalistas, se produjo mediante la explosión de un coche-bomba al paso de una patrulla policial formada por un furgón y una furgoneta con siete agentes de la Policía Nacional en su interior. La patrulla se dirigía al Parque Móvil de San Sebastián y circulaba por el paseo de Mundaiz, en la margen derecha de la ría del Urumea. Los terroristas, apostados en la otra orilla, activaron a distancia la bomba en el momento en que la furgoneta policial se situó al lado del coche cargado de explosivos.

El vehículo en el que viajaban los agentes fue alcanzado de lleno por la metralla y la onda expansiva de la bomba. La fortísima explosión quemó las ramas de los árboles del paseo y levantó en el aire los restos del coche Seat 127 en el que se encontraba el artefacto explosivo, que contenía gruesos tornillos y tuercas a modo de metralla.

El lateral izquierdo de la furgoneta policial quedó acribillado, con orificios que en algunos casos alcanzaban varios centímetros de diámetro. Emilio Juan Casanova López fue trasladado urgentemente al Hospital de la Cruz Roja, donde falleció poco después, mientras que otros compañeros heridos eran trasladados a la Residencia Sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián, y otros dos más, al Hospital Provincial. Un portavoz de la residencia sanitaria hizo un llamamiento público a primeras horas de la tarde solicitando sangre para las transfusiones.

Minutos después del atentado, efectivos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil desarrollaron en San Sebastián una amplia operación con controles, cacheos y, en algunos casos, registros de viviendas. El tráfico de amplias zonas de la ciudad quedó colapsado, mientras vehículos policiales cruzaban las calles a toda velocidad haciendo sonar sus sirenas. Cientos de ciudadanos fueron interceptados e identificados en una operación policial espectacular por su envergadura y por la celeridad con la que fue realizada.

Uno de los policías heridos, José Antonio Quintana Cañuelo, de 27 años, tenía seccionada parcialmente la arteria yugular y su estado era gravísimo. Sufrió múltiples heridas de metralla en cabeza, tronco y extremidades, shock hemorrágico y paro cardiaco. Era natural de Valencia y estaba casado. Antonio Gutiérrez Pizarro, natural de Algeciras, 29 años, casado y con dos hijos, sufrió heridas graves en región lumbar derecha y múltiples heridas incisocontusas. El resto de agentes -Jesús María Díaz Barcia, Heliodoro Borrás Jesús, Juan Plaza Navarro y Engracio Calabuig Noguera- resultaron heridos de menor gravedad.

A las 20:00 horas se celebró el funeral en el salón del trono del Gobierno Civil presidido por el ministro Barrionuevo, mandos policiales, el alcalde y representantes municipales.

Emilio Juan Casanova López, era natural de Ayora (Valencia). Tenía 29 años y estaba casado. El agente había estado presente en los funerales que se celebraron a mediodía en el Gobierno Civil por el guardia civil asesinado la víspera, Juan Maldonado Moreno. Al día siguiente se celebró en su localidad natal el funeral y entierro de la víctima, al que asistieron unas seis mil personas. Ese mismo día los Comandos Autónomos Anticapitalistas reivindicaron el atentado con llamadas a diferentes medios del País Vasco.

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