aplausos
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Los fallecidos por Covid-19, cada vez son menos, hemos pasado de tener cantidades desorbitadas de ellos a no llegar a los 200 en los últimos días, algo que sinceramente, no sé si catalogarlo como un triunfo o un fracaso, puesto que cada muerte cuenta con una historia de trasfondo y provoca a su vez un daño colateral por la gran cantidad de familias destrozadas que ha causado este maldito bicho, algo que me hace sentir un sabor agridulce. Por lo que a mí respecta, a día de hoy no concibo aplaudir desde los balcones, terrazas o ventanas por respeto a todas aquellas vinculaciones que se han roto durante toda esta pandemia, pero eso no quita para que respete a quienes lo hagan, puesto que somos un país libre (en la teoría, en la práctica no tanto) y en temas asociados a lo moral, yo no seré persona que juzgue bélicamente a quienes aplaudan como si me fuera la vida en ello.

Los aplausos anteriormente, los veía esenciales: servían para motivar a los sanitarios, valorando su labor encomiable de curar a tantos y tantos pacientes que han pasado por sus manos, unos han salido triunfadores y sanados de los distintos hospitales que tenemos en nuestro país mientras que otros desgraciadamente, han fallecido por esta dichosa enfermedad. Con esto quiero decir que los aplausos ahora debemos convertirlos en un hecho simbólico que hay que materializar practicando el civismo de acatar las normas básicas de convivencia para esta ‘nueva normalidad’ dentro de las cuales están hechos como el distanciamiento entre personas y la utilización de mascarillas en donde lo requiera. Sin olvidar algo completamente fundamental como es lavarse bien las manos antes y después de salir de nuestros domicilios, algo que sí o sí es súper esencial para evitar el contagio.

El mejor aplauso y homenaje que podemos dar a nuestros sanitarios desde esta semana considero que tiene que producirse materializando cada una de las medidas que acabo de citar desde que estamos una gran parte de los españoles en la ‘famosa fase uno’ a la que tanto apelan los políticos para que así no tengamos que acudir a ningún centro sanitario por culpa de nuestras actitudes incívicas e inmorales. No soy médico, pero intento apelar a la empatía con ese gremio y por ese motivo, pienso que tenemos que prevenir entre todos cada uno desde nuestra posición y circunstancias para que los sanitarios tengan en este mismo momento, el menor ‘trabajo’ posible para que puedan implicarse al 120% en cada uno de los enfermos que estén ahora mismo ingresados, ya sea por Covid-19 u otro tipo de enfermedades en las que requiera el internamiento del paciente.

La buena labor de los sanitarios siempre será plausible porque son las eminencias que nos han curado y curarán enfermedades leves o graves, desde una simple dolencia hasta una operación compleja, pero creo que cada cosa tiene su tiempo y ahora nos toca a nosotros mostrar gratitud hacia ellos dando ejemplo de buen civismo para evitar así que tengamos que acudir en este periodo a cualquier tipo de centro relacionado con el mundo de la sanidad.