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TODAS LAS REDES SOCIALES DONDE PUEDES ENCONTRANOS, HAY QUE ESQUIVAR LA CENSURA
En la última semana ha destacado la circunstancia de que algunos países, dirigidos por mujeres, hayan sido los que mejor han gestionado la crisis del coronavirus y tomado decisiones y tenido los menores efectos en cuanto a casos de contagio o víctimas en relación a su población.
Me recordó que hace años, cuando Esperanza Aguirre gobernó la comunidad de Madrid, pensé y llegué a escribir -incluso se lo dije personalmente a ella en 2013- que podría haber sido una buena Presidente del Gobierno de España. Después sorprendió con sus fallos “in vigilando”, como ella misma explicó los fiascos de dos colaboradores directos, Francisco Granados e Ignacio González, “residentes” ambos en espacios penitenciarios. Volví a apostar por mujeres cuando bajo el blando timón de Mariano Rajoy se destaparon las rencillas entre las que un conocido comunicador de las mañanas radiofónicas apodó “las niñas asesinas”, Soraya Sáenz de Santamaría y Mª Dolores de Cospedal. Lo hice por la segunda, mucho más representativa de lo que yo entendía como Partido Popular, lejos de la deriva socialdemócrata de la muchachita de Valladolid, más “querida” por el nacionalismo separatista a juzgar por aquella foto con el condenado Oriol Junqueras apoyando las manos en sus hombros cuando ejercía -muy mal- como “gestora” de Cataluña tras la descafeinada y débil aplicación del art. 155. Y de nuevo aposté por la manchega Cospedal -o mejor dicho opiné, al no ser militante del partido del charrán-, en las primarias de Julio de 2018. Me gustaba de ella, entre los siete candidatos, su probada gestión en Castilla La Mancha, donde repitió victoria pese a la dificultad en el casi 24 años feudo de José Bono, pero el “españolismo” de su clon Emiliano García-Page prefirió la pinza con Podemos a lo que la región hubiera agradecido. Me gustaba su carácter firme y, sobre todo, que no era grata ni a socialistas ni a parte del PP, razón suficiente para pensar que el otro PP podría haber acertado con ella. Y lo hice acordándome de una cita “clásica” que ella hizo en 2015: “Cuando los dioses querían castigar a un pueblo, le enviaban un rey joven”, pensando que unos años de rodaje como segundo hubiera sido bueno para Pablo Casado, de cuya capacidad y honradez no dudo, pero los que me conocen saben que, por buenos que sean, creo que los jóvenes deben formarse y aprender antes de asumir ciertas responsabilidades, mucho más tan importantes como dirigir el destino de una Nación como España, por la simple razón de que los pocos años impiden tener la visión de conjunto -lógicamente, limitada, por los pocos años- que necesita un Primer Ministro para tan alto cometido. Recordando a Víctor Hugo, “Los cuarenta son la edad madura de la juventud; los cincuenta, la juventud de la edad madura”. Pero este es otro tema que no toca ahora.
Volviendo al principio, escuchaba hace unos días en Onda Cero la intervención del analista político Ignacio Varela, que circuló también por las redes sociales, siempre activas y más aún en tiempo de reclusión, vía de expansión, autodescubrimiento, comentarios, ingenio y, cómo no, distribución masiva de bulos entre un rebaño adoctrinado durante años para eso. El propio analista calificaba lo que iba a decir como “un tema controvertido”, afirmando que según datos de “muchos politólogos y psicólogos sociales, las mujeres están más dotadas que los hombres para hacer buena política, especialmente en situaciones críticas”. Comenzó con un dato “que nos debería avergonzar, de 193 países que hay en el mundo, sólo 10 están dirigidos por mujeres” y fue comentando circunstancias de esas siete mujeres y países que confirman “esa tesis de un modo tan contundente“.
La primera, Angela Merkel, de formación científica -importante-, que según la revista The Atlantic, se ganó el título de “científica en jefe”. Destacó su primera intervención cuando la OMS declaró la Pandemia: “esta es la mayor amenaza que tenemos delante desde la 2ª Guerra Mundial. Se puede contagiar el 70% de la población. Esto va en serio, tomémoslo en serio. No ha habido un desafío en nuestro país que dependa tanto de nuestra actuación común y solidaria” y resaltaba que “Se saltó las fases de negación, ira, admisión de la realidad, por las que han pasado casi todos los gobiernos y pasó directamente a la acción” -¿les suena a escuchado en otros sitios?-. “Formó un gobierno paralelo, permanente, con los presidentes de los Landers, hablando con ellos no una vez a la semana, sino varias veces al día” y “Activó todos los recursos sanitarios del país, movilizó a todas las empresas de Biotecnología y a todas las Facultades de Medicina de todas las Universidades alemanas”. Resultado, “Alemania tiene, proporcionalmente a su población, menos contagiados y menos muertos que cualquier otro de los grandes países de la Unión Europea, 5.500 muertos el viernes, en un país de 83 millones de habitantes. España -47- e Italia -60-, multiplican por cuatro los muertos en Alemania”.
Continuó su “excursión” en Nueva Zelanda, “el país más exitoso del mundo contra el coronavirus”. Su primera ministra, Jacinda Ardern “con sólo 6 contagiados y ningún fallecido, llamó a confinarse voluntariamente y cerró fronteras. Ella y su gobierno se bajaron el sueldo un 20%” -aquí ni las dietas-. Hasta entonces, “17 muertos, sobre 5 millones de habitantes”. Siguió Audry Tang, de Taiwán, que, “cuando vio lo que estaba pasando en China continental, al lado, no esperó un día. En Enero, tomó 124 medidas para bloquear el virus y producía 2 millones de mascarillas al día. Hasta ese día, 6 fallecimientos en una población de 24 millones”. Pasó a Islandia, con Katrín Jakobsdóttir: “Desde el primer día, el gobierno ofreció tests gratuitos para toda la población, sin distinguir entre sintomáticos o asintomáticos, el país que más ha hecho en proporción a su población y, además, montó un sistema exhaustivo de seguimiento de personas contagiadas, aislando a todos sus contactos. En Islandia han muerto 10 personas por el coronavirus, los mejores datos del mundo sobre la propagación de la epidemia y por eso se ha permitido hacer, no un confinamiento masivo, sino un confinamiento selectivo, obligatorio para las personas en riesgo y voluntario para el resto. Y para incentivarlo, prometió el sueldo completo a los que se confinaran voluntariamente aunque perdieran su empleo”.
Le tocó después a Sanna Mirella Marin, 34 años, de Finlandia y la Presidente más joven del mundo, una “milennial” que, como tal, “Además de reaccionar a toda velocidad, usó a los influencers en redes sociales como agentes para difundir masivamente la información que daba el gobierno. Resultado, 172 muertos para 6 millones de habitantes, mientras en la comunidad de Madrid, también con 6 millones de habitantes, vamos por 8.000 muertos”. La siguiente escala fue Noruega, con la veterana Gro Harlem Brundtland (81 años), que “hizo lo mismo, confinamiento temprano, seguimiento exhaustivo de los casos…, y algo más, montó una rueda de prensa dirigida exclusivamente a los niños, sólo ellos podían preguntar y no les ocultó nada. Les explicó claramente que era correcto que estuvieran asustados y que tomaran precauciones y la creyeron. Los niños noruegos hoy, son los principales aliados del gobierno para forzar a sus padres al confinamiento y a tomar precauciones. Ella dijo “en una crisis como ésta, los niños deben sentir que los tomamos en serio”. “En Noruega, con 5 millones de habitantes, han muerto 194 personas”. Acabó con Mette Frederiksen y Dinamarca que “repite el modelo, reacción rápida, tests masivos, seguimiento de contagios, confinamiento selectivo, garantía del 70% del salario a confinados voluntariamente aunque pierdan el empleo”.
Terminaba el analista con un resumen de datos incuestionables sobre la eficacia de estas siete mujeres en la gestión de la crisis y su ratio de “fallecidos por 100.000 habitantes: Alemania, 6’7; Dinamarca, 6’8; Noruega, 3’6; Islandia, 2’8; Nueva Zelanda, 0’3. Y en términos comparativos, España, 47; Italia, 42; Francia 33…”. Acababa leyendo en el Washington Post: “Las mujeres han liderado las respuestas más rápidas a la epidemia y están logrando la vuelta al trabajo más temprana. Tienen menos margen de error porque han demostrado ser más previsoras. Han lanzado las medidas más audaces y efectivas de protección social. Su liderazgo es más eficaz, más democrático, más colaborador y más compasivo”, dejando una pregunta para una profunda reflexión: “¿Nadie ha caído en que no hay dictadoras en el mundo, viendo que el Siglo XX y XXI está lleno de dictadores?” y una frase para pensar: “a la política convencional le sobra testosterona y le faltan muchas más mujeres en el poder”. Pero no de cuota, añado.
Dedico el final a esa “Una más” de las grandes mujeres del título que a nivel más modesto, la Comunidad de Madrid, ha demostrado estar a la altura de lo que las circunstancias pedían, yendo siempre por delante de decisiones que tarde y mal fue tomando el desgobierno de España entre ocurrencias, improvisaciones, rectificaciones y contradicciones entre ministros y me ratifico en ello después de haberla escuchado ayer en su comparecencia voluntaria en la Asamblea de Madrid. Magistral en mi opinión su discurso inicial, en el que desgranó su gestión desde la afirmación de que “la acción de Madrid, despertó España”; las zancadillas del desgobierno central, al que dio un buen repaso, y los ataques que tanto el presidente anuncio como su portavoz, el lastre de Lastra, le han dedicado desde la tribuna del Congreso de los “disputados”. Espero que La prensa recoja bien lo que dieron de sí casi 9 horas de debate, de las que recomiendo ver los vídeos. Y si el discurso fue de antología, las réplicas a unos y otros representantes de la Oposición, Ángel Gabilondo del PSOE y un tal Jacinto Morano -al que no tenía el disgusto de conocer-de Podemos no desmerecieron. A éste, por recoger algo y no alargarme, y respecto a la propuesta de la ministra de ¿Educación?, Isabel Celaá, que muchos han interpretado como un intento de aprobado genera, le ha dicho sin alterarse que en Madrid no sería así porque “No voy a dar una generación por perdida para que se me haga de Podemos en el futuro” y que sólo “Les ha faltado hablar de Franco y de Aznar”. Por su parte, a Gabilondo, al que ha tratado cortésmente queriendo diferenciarlo del resto de su formación política, destapando el paripé y el coste de ese pretendido “pacto” que desde Moncloa se está imponiendo a sus representantes en la oposición para ”acercar posturas” con gobiernos del PP, le dejo un recadito que espero que lo haga pensar: “si usted hubiera visto o escuchado lo que yo he sufrido en estos meses, seguramente usted no se sentiría orgullosos de representar a ese partido”.
Termino con el doctor Fraude cum Laude después de su último “aló presidente” del martes y su nuevo asalto a todas sus televisiones subvencionadas, interrumpiendo de nuevo la programación, como buen dictador totalitario que aspira a ser, para soltarnos una sarta de imprecisiones en forma de vago programa de “desescalada” -nuevo término acuñado por su “redondo” director de gabinete- durante más de una hora, e interpretar después una rueda de prensa tan cocinada o más que las encuestas de su fiel Tezanos. Dada su afición a los “picos”, primero, y a las “mesetas”, después, en relación con la evolución de fallecidos, llega ahora esto de la “desescalada”, que lo amerita también como “alpinista”, que habrá que añadir al sin fin de apelativos a los que día a día se hace acreedor este personaje, como los ya citados de presidente anuncio y doctor Fraude, Pinocho, Falconeti, míster postureo, marioneta de Podemos e independentistas, clon de ZP…
Efectivamente, así ha sido; no tiene porque ser siempre lo mismo para distintas circunstancias. La mujer tiene la misma capacidad intelectual que el hombre por lo que puede, naturalmente, dirigir una nación al igual que un hombre. Pero soy de la opinión de que ni todos los hombres ni todas las mujeres, por supuesto, valemos para las mismas faenas. No cabe duda que si una nación, economicamente, se maneja al igual que un hogar, y salvo que la mujer sea una manirrota, la mujer administra mejor los recursos de que dispone. En este caso no solo se trató de recursos, sino de instinto, de menos o ninguna prepotencia, de reflejos, de sentido común, del Consejo de Ministros que manejes y con quien tienes que gobernar. Por desgracia para España y los españoles nos tocó, y toca, lidiar con un inútil, mentiroso y prepotente que eligió como ministros a unos ineptos y fuera de lugar. Si añadimos con quien esta cogobernando, apaga y vámonos.