colonias mediáticas
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Hoy debuta como colaborador en El Diestro Carlos López, con un artículo bajo el título “las curiosas colonias mediáticas”, sobre los grupos mediáticos que controlan nuestras vidas. Dice así este interesante artículo:

Imaginemos que algunos países centrasen su estrategia internacional en el predominio mediático. Buscando hacerse con el control de grupos multimedia en los distintos países para que actúen en su beneficio.

Quien controle los grupos mediáticos controla a qué periodistas se les da voz y a cuales no. Y los periodistas sabrían con qué mensajes se consigue trabajar para un medio y con cuales se es rechazado, despedido incluso. Así, a partir del control de los grupos multimedia se puede controlar la vida del país. En qué se piensa y en qué términos.

Si esto fuese así, a través de los media se estaría influyendo en la población, es decir, en el electorado. En la elección del gobierno de la nación. Y, estando en juego la competición por el poder, se desarrollarían constantes intrigas ocultas. Siempre se dan cuando se trata del poder, sólo hay que mirar la historia.

Y eso que la estructura mediática que es de conocimiento público ya es bastante compleja:

colonias mediáticas

Supongamos que este tipo de intrigas estuviesen ocurriendo: ¿con qué nos encontraríamos?

Creo que lo primero que intentaría quien manejase el poder mediático global sería colocar en los puestos dirigentes de los distintos países a líderes afines, a su servicio incluso. No hay nada más eficaz en una competición (o en una guerra) que liderar también a los contrincantes.

Así, pensando en España, un manipulador externo intentaría controlar los medios de izquierda para desde ahí apoyar como líder del PSOE a una persona que ejecutase las estrategias que le convienen. Por ejemplo, quien quisiese desmontar España apoyaría a Zapatero en vez de a Bono, a Sánchez en vez de Susana Díaz. Para así promover el nacionalismo y la fragmentación de Españadesde su mismo gobierno. Conquistar el gobierno conquistando antes a los partidos.

¿Y con la derecha? Pues intentaría lo mismo. Promover a un líder de su gusto. Quizá a una Soraya en vez de Rajoy o Casado. No olvidemos las últimas maniobras de Marhuenda contra Cayetana Álvarez de Toledo o Ussía. O los halagos de Merkel a Soraya. No hay ningún motivo para pensar que Planeta o Unidad Editorial (El Mundo…) no puedan ser para la derecha como Prisa o el PSC de Iceta para la izquierda, jugadores con doble juego respecto del nacionalismo.

Quizá no fuese tan absurdo que Aznar y Rajoy intentasen afianzar un duopolio mediático Prisa-Planeta que sostuviese a respectivamente a PSOE y PP. Quizá intentasen conseguir que ninguno de los dos partidos de gobierno fuese conquistado desde el exterior. Aunque la estrategia fracasase luego por la traición de ambos grupos multimedia.

¿Y en general en el mundo? Este tipo de maniobras explicarían el enfrentamiento de Trump con los medios de comunicación y su denuncia de que despliegan fake news, es decir, la acusación a los medios de manipular interesadamente la vida pública en contra de los intereses de EEUU. Explicaría el desmadre vivido en Reino Unido con el Brexit, también con un intenso componente de distorsión mediática. O los actuales disturbios en Chile, tan intensos como absurdos.

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No parece descabellado considerar que esto pueda estar pasando. Más aún si pensamos en cómo lo harían.

Parece claro que la manipulación consistiría principalmente en sembrar odios y enfrentamiento, ya que nada ciega tanto a una sociedad como eso. Y se necesita cegar a una sociedad si se la quiere arrastrar a actuar en contra de sus propios intereses.

Odios nacionalistas para fragmentar España. Odios de izquierda para arruinarla económicamente y que acepte someterse a una dependencia exterior. Odios correctos contra Occidente, para que los estadounidenses se desprecien y actúen contra si mismos. Odios antiamericanos en el mundo para aislar a EEUU, el líder actual…

Y mucho, mucho silencio cuando se trata de los propios errores. Como se silencia cuando se trata de los ERE en vez de la Gürtel. Cuando se trata del apoyo europeo a Cuba o a Maduro en vez del último patinazo verbal de Trump. Ninguna demostración de poder es tan impresionante como la capacidad de silenciar lo que no conviene.

Fabricando una realidad mediática que nada tiene que ver en con la realidad. Un mundo de fantasía en el que la doble vara de medios llega a extremos ridículos. En el que no importan los hechos en sí, sino si se pueden utilizar de forma partidista.

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Llegados a este punto, creo que está claro que yo sí creo que esto está ocurriendo. Y que tiene unos efectos muy perjudiciales.

Occidente no ha permanecido ciego a la amenaza de pandemia por casualidad. Sino porque nuestros dirigentes y medios están excesivamente centrados en la lucha partidista, en el enfrentamiento. En el caso español, al menos, ha sido evidente con el 8M. Convocando manifestaciones cuando el nivel de contagio ya precisaba empezar con las llamadas al aislamiento y la prohibición de todo acto multitudinario.

Amenaza una segunda crisis, económica esta vez, y es más que dudoso que EEUU y Europa sean capaces de colaborar entre si. No digamos Iberoamérica, Asia… O España, con un gobierno orientado a la propaganda frentista, con el PSOE asociado a un partido de origen bolivariano y varios partidos secesionistas… ¡como para atender a medidas de ortodoxia económica por el bien común de todos los españoles!

Y probablemente lo más grave sea algo de lo que aún apenas hay voces que avisen: se está propiciando un nuevo enfrentamiento por el liderazgo mundial. Se está dando cancha a una dictadura expansionista sin acompañarlo de la exigencia de respeto a los derechos y libertades. Una dictadura que ya amenaza explícitamente a través de Corea del Norte. Que apoya a Irán o Venezuela. Y que no duda en utilizar el dumping y las trampas de deuda para dominar económicamente su entorno.

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Mi conclusión es que estamos ante un gran reto mundial, el de la manipulación colonialista de los medios de comunicación.

Recalco la faceta de colonialista porque creo que es importante. Influencia siempre existirá. Incluso un cierto grado de manipulación. Pero no es lo mismo la propia promoción o la de los propios valores que lanzar campañas en las que el mensaje central son prejuicios frentistas (lo que yo denomino emociologías). No es lo mismo competir construyendo que centrarse en destruir a los contrincantes.

Igual que no es lo mismo intentar crecer integrando que sometiendo. No es lo mismo un sistema imperial que colonial, según la acepción de Roca Barea. Y ahí Europa no lo está haciendo bien hoy día. Sería bueno recuperar el espíritu que alumbró los comienzos de la UE. La búsqueda de la colaboración, no del predominio. Una Europa como imperio, no colonia.

TODAS LAS REDES SOCIALES DONDE PUEDES ENCONTRANOS, HAY QUE ESQUIVAR LA CENSURA