La sentencia que vamos a comentar es la terminación lógica de un suceso que por si mismo ha de hacer que la sociedad española tome conciencia de la sofisticación de la delincuencia para cometer todo tipo de actos punibles. La ketamina o la burundanga son dos drogas muy potentes que los delincuentes están utilizando últimamente como alucinógeno para doblegar la voluntad de sus víctimas sin dejar señal ni rastro, excepto cuando se realiza una prueba especializada para su detección.como una droga que los delincuentes están utilizando últimamente como alucinógeno para doblegar la voluntad de sus víctimas sin dejar señal ni rastro, excepto cuando se realiza una prueba especializada para su detección.
En este caso, un reincidente delincuente marroquí, se dedicaba al suministro de esta bebida en el entorno del barrio de Chueca (Madrid), a cualquiera que despistara su consumición para después, perdida la voluntad de la víctima, abusar de ella y vaciarle la cuenta corriente apoderándose de su tarjeta de crédito o débito. La víctima, sin voluntad alguna a causa de la droga, accedía inconsciente a darle el nº de pin de su tarjeta e incluso a mantener relaciones sexuales con grabaciones incluidas, que el delincuente tomaba. Siendo reincidente, varias víctimas no habían denunciado el hecho.
En este caso, la víctima era varón, el delincuente no pudo sacarle mucho dinero como consecuencia del límite de la tarjeta y entre sus recuerdos intermitentes, recuerda que fue llevado al cajero, que fue introducido en un vehículo de color rojo, que se encontró al criminal en el coche encima de él manoseándolo y que fue abandonado a su suerte una vez perpetrado el delito.
El criminal fue detenido gracias a la descripción que de él hizo la victima apoyado por las cámaras de los establecimientos y bancos que recorrieron para sacar dinero de los cajeros y por la actuación de la policía que ya le tenía fichado por acciones similares, esta vez con chicas, las cuales denunciaron la agresión ante la policía, pero no quisieron seguir adelante con el proceso judicial, por miedo al agresor y la banda que apoyaba sus acciones y el suministro de la droga.
El cliente de nuestro bufete, Quercus Superbia Jurídico, no tuvo miedo y siguió adelante con el proceso, hasta la condena y expulsión de España del delincuente. Por estos hechos fue condenado sólo a 11 meses de prisión, por la dilación de la administración de justicia en juzgar el caso.
Orden de expulsión del Ministerio de Interior