Cuando se habla de Galicia, la palabra que viene inmediatamente a nuestra mente, es la de Calidade, porque como Comunidad Autónoma, por su belleza, historia, cultura, gastronomía, es una de las zonas de España más queridas y admiradas. Pero si hablamos o entramos en el mundo de la política, también a Galicia se le puede calificar como una de las autonomías que no solo ha sido determinante en el devenir de España, sino que por su influencia, ha jugado un papel decisivo en la configuración y la manera de “hacer política” de la sociedad democrática española.
Primero fue Manuel Fraga, uno de los cerebros de la sociedad española en el último cuarto del siglo XX al configurarse como líder del centro derecha en España, fundando Alianza Popular.A Manuel Fraga, le acompañó un caballero de la política y de sentimiento gallegista como Gerardo Fernández Albor y para continuar en el siglo XXI con un nuevo proyecto y un hombre adecuado a los tiempos como Alberto Núñez Feijoo.
Alberto Núñez Feijoo, funcionario de la administración autonómica desde 1985, secretario general de la Consejería de Agricultura, hasta que pasó a la administración central, para ser secretario general de Asistencia Sanitaria y consejero director de Correos y Telégrafos, hasta que, en 2009, se convirtiera en Presidente de la Xunta de Galicia.
Desde ese momento hasta hoy, Alberto Núñez Feijoo ha presidido la Xunta de Galicia durante tres legislaturas y afronta un cuarto intento, con la convicción de que su proyecto, el popular, es lo suficientemente sólido y consolidado como para reeditar su mandato y plantear un proyecto de futuro no solo para Galicia, sino como modelo de cómo debe ser un gobierno de centro derecha en España.
Precisamente su modelo de gestión está tan consolidado, que, en su momento, no renunció a su proyecto para pasar a dirigir el PP a nivel nacional, por su compromiso con el mismo y con los gallegos que le apoyan y le sostienen.
Ahora, algún grupo político en peligro de extinción, por el egocentrismo de sus líderes y por el origen de donde estos provienen, pretenden exigir a Feijoo que renuncie a su proyecto, que renuncie a sus siglas por el fin egoísta de supervivencia, al haber sido incapaces de obtener representación parlamentaria durante su existencia.
Estos, deben saber que exigir la renuncia a las siglas al centro derecha gallego, es decir al PP, es algo así como hacerles renunciar a todo lo hecho, a todo lo construido y a todo lo transformado por un proyecto, que en sí mismo, es la esencia del proyecto nacional de centro derecha y con la particularidad de que ni tienen escaños, ni tienen discurso definido para Galicia y que en su lugar de referencia, Cataluña, a las primeras de cambio, sus líderes la han abandonado primero no presentando una alternativa al nacionalismo e independentismo, trasladándose sus “alma mater” a Madrid dejando Cataluña y como tercera consecuencia, con el abandono de Albert Rivera del mundo político, ahogado en su egocentrismo, asfixiado por su egoísmo no aceptando una coalición global del centro derecha y destruyendo las virtudes de su proyecto, dejándolo casi en la nada.
Cs dice ahora que es “imprescindible”, para que Feijoo mantenga su mayoría, necesario para no perder un solo voto constitucionalista, pero la realidad nos dice que es un partido político en la UVI, intentando sobrevivir ante la posibilidad de enfrentarse a una “muerte anunciada” por culpa de sus propios actos y egoísmos.
Hace bien en mantener su esencia con las siglas, su discurso y trabajo, que representan el esfuerzo y el empeño de un partido que ha llevado a sus más altas cotas a Galicia, que ha generado prosperidad económica a sus conciudadanos y especialmente ha demostrado como debe ser y que debe hacer un gobierno de centro derecha.
Sus enemigos, tanto en la izquierda como en la derecha, le acusar an de nacionalista, de una falsa prohibición del español en los colegios y de otras majaderías más, de quienes por no ser capaces de tener el “pastel” de la representación política y acusan al diablo de ángel o al ángel de diablo, con tal de tocar poder.
Lo cierto, que al igual que la comunidad a la que pertenece y al partido que representa, Alberto Núñez Feijoo, es como ese buen albariño gallego que mejora con el tiempo o como ese marisco de esa tierra bravía, hermosa y trabajadora que es Galicia, con calidade.
Sin duda Feijóo es calidade y con un futuro muy largo en la vida política gallega o española, si él quiere.
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Está claro que Feijoó, con una larga trayectoria victoriosa como pocas, es “calidade” para Galicia y el Partido Popular, por lo que ha de continuar con su proyecto y sus mayorías y no “embarcarse” en ninguna aventura con Cs, ya que el triunfo prácticamente lo tiene asegurado. Al igual que D. Manuel Fraga es un político sobresaliente, de altura, responsable, de palabra y buen hacer y por éso los gallegos siempre han confiado en el y seguro, que seguirán confiando.
Si en sus intervenciones en los medios nacionales, donde le escuchan gallegos y no gallegos, hablase en el lenguaje que todos le entendiéramos y de vez en cuando no se pronunciara en temas en los que el presidente nacional expone su criterio u opinión, estaríamos hablando, no de sobresaliente político, sino de un matrícula de honor en toda su extensión.