Parece que la eutanasia en pastillas y en una sola toma, pronto será legal en España. Ha pasado el primer trámite parlamentario, donde cada uno de los grupos, se ha posicionado en lo que le demanda su postura ideológica. Personalmente, pienso que este acto debe ser de conciencia y no, donde una vez más tengan que meter sus manazas los partidos políticos que se empeñan en fiscalizar hasta el más mínimo espacio de nuestra intimidad y libertad. La hipocresía instalada en el pueblo determina la situación.
Son muchos, los que se rasgan las vestiduras cuando oímos que la píldora para la eutanasia pueda ser aprobada pero no he escuchado nunca a nadie expresarse sobre lo que se hace hoy y desde hace ya muchos años, hacinando a nuestros mayores en unas residencias que reúnen todos los requisitos técnicos para almacenar muebles pero que a su vez ejercen como mausoleos para lavar nuestras conciencias en donde nuestros mayores tienen de todo lo que no necesitan y carecen de lo único que realmente les ayuda a vivir, nuestro amor.
Por desgracia he asistido de visita en los últimos años a estas residencias a la que mis hermanas, decidieron que había que internar a mi madre. He podido contrastar la atención a los mayores entre distintos formatos de residencias. Entre las grandes cuya única fin es el beneficio económico y las pequeñas residencias en las que las hay de todo tipo. En las primeras, observan con pulcritud, todas las exigencias técnicas de las administraciones públicas pero cuanto más grande son, mas se parecen los residentes a un mueble de las mismas, pero que gozan de todas las bendiciones administrativas. Por el contrario están las pequeñas, aunque no están excluidas del beneficio económico, son más humanas, es lo más parecido a lo que pudiera considerarse, un entorno familiar y que en muchos casos, están gestionadas por personas con alta sensibilidad a los mayores y en la que la prioridad, no es el beneficio económico. Tratan a los mayores de la forma más parecida a la que podrían hacerlo sus seres queridos. Los trabajadores tienen demostrado, en la mayoría de los casos, autentica vocación para desarrollar estas labores, conocen a los residentes por su nombre y están pendientes de cualquier circunstancia fuera de norma y de horario que pudiera acontecer a cualquier residente. Sin embargo son blanco de la inspección pública, aprovechan cualquier insuficiencia técnica –la bañera tienen cinco centímetros menos de lo que marca la norma, el cuadrante de comidas, no está actualizado – para poner en riesgo su viabilidad.
Que los representantes de partidos políticos, en teoría, defensores de la vida, nunca hayan prestado atención al trato que la sociedad le da a nuestros mayores es de toda normalidad, no van a ir contra una actividad, que genera tanto negocio. Pero hace unos días, el mismo cardenal Cañizares hacía una declaraciones en contra de la eutanasia, decía que es una amenaza contra los enfermos terminales -el representante en España de esa institución “transversal” y políticamente la más correcta, pero a la que nunca se le he escuchado nada contra el negocio existente con la tercera edad y por supuesto con lo que en muchos casos, hacen sus fieles con sus mayores, al internarlos en esas residencias.
Cuando el olvido va ocupando mayor espacio en las mentes de nuestros mayores, nos falta tiempo para llevarlos al banco a que reconozcan nuestra firma en su cuenta corriente, incluso al notario para robarle lo que es suyo, para a continuación colocarlo en la residencia y de esa manera, lavar nuestra conciencia, es un habito en nuestra sociedad. Ahora toca dar una vuelta más; Lo que se planteó como un gran negocio, olvidando que se trataba de personas, hoy puede llevarse por delante, el estado de bienestar, y nuestros políticos, cada uno en su papel, de momento, no lo van a permitir y vuelven a dar al problema, una patada hacia adelante, ya pretenden “ahorrarnos”, el coste de las residencias.
TODAS LAS REDES SOCIALES DONDE PUEDES ENCONTRANOS, HAY QUE ESQUIVAR LA CENSURA