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En esta España que nos ha tocado vivir, posiblemente por desgracia, estamos viendo cosas que realmente desbordan la imaginación más encendida… Lo anormal empieza a adquirir carta de normalidad, y nuestra capacidad de asombro está desapareciendo, a marchas forzadas.

Y no me refiero a la vestimenta, el aspecto exterior de las personas, sino también a los comportamientos y actitudes, de forma que muchas veces ya no sabes si estás en la calle, en un circo, o incluso en un zoo.

El número de tarados aumenta por doquier, y la introducción del “español” de algunos países sudamericanos, más se asemeja a un idioma extranjero que al viejo castellano.

Hace unos días estaba en una terraza tomando algo, y en la mesa de al lado había varios mozalbetes sudamericanos. Hablaban en español, o por lo menos eso parecía, y puedo asegurarles que no conseguí entender casi nada.

Pero en fin, el tema de fondo es que el pueblo catalán, o mejor dicho, los separatistas catalanes, han elegido a varios diputados y a un senador que están en prisión preventiva, con autos de procesamiento a sus espaldas, es decir con la existencia de indicios racionales de criminalidad en su contra, y con escritos de acusación en los que se les piden muchos años de prisión.

Soy consciente de que aún no han sido condenados, e incluso es posible que alguno resulte absuelto, pero parece evidente que una persona que está en la cárcel no puede ejercer libremente las funciones representativas que son propias de un diputado.

Y digo diputado, pues los senadores ya sabemos que no sirven para gran cosa, y que es una cámara absolutamente prescindible, pues funciona como un auténtico cementerio de elefantes, y refugio de políticos delincuentes, bajo la especial protección del aforamiento ante el Tribunal Supremo.

Los separatistas desafían al Estado de Derecho, y frente al imperio de la ley alzan la fuerza de los votos, como si las urnas amnistiaran los delitos…, que no es el caso.

Confío y espero que el Tribunal Supremo, nuestro Tribunal Supremo, no se deje intimidad, y que aplique la ley con probidad, como siempre hace, pues “Dura Lex, sed lex”.


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1 Comentario

  1. Afortunadamente, sguimos teniendo UN TRIBUNAL SUPREMO digno de tal nombre, a diferencia del
    TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, que muchos llaman TRIBUNAL PROSTITUCIONAL…, no sé porqué.

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