Siempre hubo falsos impulsores sobre grandes catástrofes, cataclismos y grandiosas plagas. Bien es verdad que el gran impulsor del catastrofismo fue un francés llamado Cuvier en el siglo XIX, en aquellos tiempos el más idolatrado de los paleontólogos y científicos, entre otros que, había en aquellos momentos. Recientemente hemos tenido un aconteciendo de grandes dimensiones, la tragedia de Haití, mientras que hay más de un millón de terremotos que sacuden la tierra y donde más de cien volcanes vuelven a la actividad, haciendo grandes golletes, abriendo de par en par la tierra.
A lo seres humanos nos gustan hablar de los dioses, de los dioses de la destrucción, decidiendo vanagloriarse en decidir cuándo y cómo estas desgracias, catástrofes se abatirán sobre nuestras cabezas y otras que caeremos sepultados por grandes grietas que se abrirán debajo de nuestros pies.
Desde aquel médico y asesor astrólogo de origen judío, llamado Nostradamus, pasando por la mítica novela de H.G. Wells, la Guerra de los Mundos, incluso el fatuo y basto cineasta Orson Welles haciendo pinitos en la radio para hacerse notar en aquellos momentos, decidió anunciar con voz ronca y fatídica en los micrófonos de la radio que se avecinaba el fin del mundo. Era un 30 de octubre de 1938 cuando aquella voz inundó un miedo escalofriante en los americanos de aquella época, los cuales siempre han sido y siguen siendo unos parvulitos y creyentes de fábulas y supersticiones. Se dio en aquellos días la paradoja que mucha gente se suicidó tirándose por las ventanas como también muchos maridos al llegar a casa después de su trabajo se encontraron a sus mujeres envenenadas en las bañeras. Los establecimientos saqueados y las calles atestadas de coches unos encima de otros. En resumidas consideraciones una hecatombe mayúscula. Mientras tanto aquél malandrín seguía con verborrea barata y destructora de que se avecinaba un ataque de gas procedente de Marte. Y en estos días como si fuese de una nueva invasión Premios Nobel sitúan al mundo “más cerca que nunca “de su apocalipsis” donde les han dado el nombre, el reloj del Juicio Final.
Aquí en España hace tiempo que llegó el apocalipsis en las figuras de nuestros políticos, no hace falta que sean astrólogos o científicos, basta que sean simples maestros de comunicaciones falsas y de fáciles arengas para su más adictos correligionarios, secuaces y adoradores enfermizos, donde simulan adorar al Dios del olimpo, encarnada en el nuevo presidente del Gobierno Español que, de seguir así, ya hemos empezado; el suelo se abrirá surcando grietas debajo de nosotros y los volcanes situados a la izquierda empezarán a echar por sus gargantas la lava de la discordia, la cual ya han comenzado. Las hostilidades y aquellas falsas promesas, donde decía este falso Nostradamus, que no llegaría a ser presidente con los votos de los separatistas, e incluso con Podemos, y aseguraba que no podría dormir con Iglesias e incluso el 95% de los españoles no podría dormir “tranquilos” con Podemos en algún ministerio. Y, a los pocos días se abrazaban dulcemente.
Si me pongo a escribir de los que decía esta calamidad engendrada y remedada en la persona de Nostradamus o el célebre gran impulsor del catastrofismo Cuvier. O el loco cineasta Orson Welles o en su caso las palabras de los Premios Nobel, este malicioso nos traerá todo cuanto se ha señalado por boca de estos celebres hombres de ciencia. La catástrofe de nuestro Gobierno hará que la tierra se abra, volcanes abrirán sus puertas inundando de baba los campos por donde sus ríos pasen y las mentiras de este botarate e insensato, mentiroso y embaucador, los españoles como aquellos americanos de aquel loco narrador, nos hemos creído sus palabras, seguiremos siendo parvulitos y creyentes de mentiras. Bien es verdad que las mentiras tienen las patas muy cortas y el que hace un cesto hace ciento, que como muy dice el EM “En ERC el malestar por las decisiones del TS -¿de verdad esperaban otra cosa?- es muy grande. Y ya están reclamando los indultos que Sánchez pudo haberles prometido, lo que no podrá conceder a corto plazo si no quiere una rebelión civil en las calles y otra en el PSOE.: Ya hemos visto a sus mendaces varones, lo que conduce a pensar que tanto Junqueras como Iglesias consideran ahora que Sánchez les ha tomado el pelo. Como se lo tomó a sus votantes cuando les prometió en la campaña electoral que no pactaría con Podemos ni con ERC. “Tam crebri ad terram accidebant quam pira” (Plauto, 485) Caían a tierra tan rápidos como las peras. En una palabra: demos tiempo al tiempo.
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