El momento político tan negro y peligros por el que transita el gobierno social comunista de España, con el apoyo directo o indirecto de antimonárquicos, separatistas y simpatizantes de terroristas, hace que una gran mayoría de compatriotas estemos alarmados ante el cariz que están tomando los acontecimientos. Porque no se trata solo de la economía, ni de la educación, del orden constitucional o de las relaciones internacionales; es que cualquier asunto que mueva el gobierno es para echarse a temblar.
Parece mentira que en nuestro país haya un presidente de gobierno que basa toda su acción en destrozar lo que nos ha constado enderezar en los últimos cuarenta años. No le importa hablar con unos condenados como si fueran hombres sensatos y responsables; no se corta un pelo en decir lo contrario de lo que prometió hace tan solo unos días. Quiere conculcar el derecho de los padres para “adjudicarlos” al Estado. Está deseando hablar de eutanasia y de la Ley del aborto, pero rechaza en sus comparecencias (bien escasas, por cierto) que le hagan preguntas. “Mueve” a la Abogacía del Estado y a la Fiscalía General cuando le da la gana.
Es el primer presidente sancionado por hacer publicidad electoral desde La Moncloa. Conculca las normas internacionales y manda al -todavía no dimitido- Ábalos a celebrar una conversación con una persona que tiene prohibido pisar el suelo europeo. Rechaza igualmente recibir como se merece al presidente legítimo de Venezuela con tal de seguir las “órdenes” que le da su vicepresidente comunista, Iglesias, para poder seguir en “el machito”. Y, para colmo, se retiró a un helicóptero de la Guardia Civil que buscaba a un desaparecido en Mallorca para subirse él y sobrevolar la isla para que el telediario pudiera “sacarlo”. Nos guía por un sendero de ruina y así hasta el infinito. Pero no nos podemos engañar, todos los que le hacen el “caldo gordo”; es decir, los 120 diputados del PSOE, son los culpables inequívocos de esta situación tan desgraciada.
Si algunas de estas fechorías las hubiese hecho Rajoy, ¿qué hubiera pasado? Pues yo, en algunas cosas, tengo que estar de acuerdo con el socialista Lamban. Y los demás barones, ¿dónde están?
TODAS LAS REDES SOCIALES DONDE PUEDES ENCONTRANOS, HAY QUE ESQUIVAR LA CENSURA