Partimos de la base de que la cuestión relativa a hacer el ridículo es altamente subjetiva, por lo que lo que es ridículo para unos para otros puede ser algo distinguido. Y lo mismo ocurre con las sensaciones que se pueden tener en relación a la vergüenza ajena. Pero estamos seguros que lo que se puede ver en este vídeo no generará mucha disparidad de opiniones.
Y es que el vídeo de Cristina Pedroche bailando y de Pablo Motos intentándolo es un claro ejemplo de vergüenza ajena, porque es ridículo, porque es el reflejo del nivel de estos individuos…
Pero bueno, si son felices haciendo el ridículo que lo sigan haciendo, más aún con la cuenta corriente llena de ceros. Que cada uno opine lo que quiera y al que le guste el baile -esperemos que no haya muchos- que se una al mismo, faltaría más.
La cena de navidad encontrándose en tu estómago con los cubatas de después.pic.twitter.com/akyBZWePV2
— Iván ⛄️? (@Ivaningrado) December 22, 2019
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