Los resultados de las elecciones generales celebradas en el día de ayer, evidencian claramente dos perdedores. El primero y con mayor responsabilidad, a pesar de haber sacado 120 escaños, 3 menos que el pasado abril, es Pedro Sánchez quien ha visto diluidas sus pretensiones de tener una mayoría importante de escaños, que le permitiesen gobernar en solitario.
El segundo de los perdedores y causante de esta situación por no haber pactado un gobierno con el PSOE, es sin duda Cs, quien, con los números de abril, podría haber gobernado con mayoría absoluta conjuntamente con el PSOE. Este fracaso, ha derivado en la convocatoria de un consejo nacional de la formación naranja, en donde se podría producir no solo la dimisión de Albert Rivera, sino la convocatoria de un congreso nacional, que redefina de una vez su posición y estrategia, tan variante como desconcertante no solo para los españoles, sino para su propio partido
¿Y ante estos datos dimitirán Rivera y Sánchez? Es difícil decirlo cuando todavía no es la media noche de la jornada electoral, pero lo que si es cierto que ambos, Sánchez y Rivera van a tener muy complicado dar explicaciones a sus ejecutivas de partido y especialmente Albert Rivera, no tiene justificación para continuar en su cargo, ni tampoco el jefe de gabinete del presidente del gobierno en Moncloa, Iván Redondo, inductor de estos juegos de convocatoria electoral, inducidos en pro de intereses de partido y no teniendo en cuenta los intereses de España.
Por otra parte, Pablo Iglesias, ha bajado de manera importante su representación l pero mantiene su capacidad de acompañamiento, ante un posible “gobierno friqui”, de Pedro Sánchez, si sigue teniendo la intención de configurarlo con la extrema izquierda y la representación independentista catalana, nacionalismo vasco y otros partidos que llenaran el grupo mixto, entre los que destaca el PRC de REVILLA, que mantiene su escaño, a pesar de ser el primer partido que apoyara a Sánchez en la pasada legislatura.
Tampoco Errejón ha logrado sacar más de dos escaños dejando de ser ese partido que podría desbloquear las malas relaciones entre Sánchez e Iglesias, siendo uno más de esos grupos friquis que necesitaría el PSOE, pero que no ha sacado ese grupo parlamentario al que aspiraba en el Congreso.
Respecto al otro lado del arco parlamentario, el PP ha sacado 88 escaños, resultado que le hace aumentar en 21 escaños los conseguidos en Abril, pero que aunque pueden parecer, escasos, hay que reconocer que a Pablo Casado cogió un partido en la ruina política y ha conseguido mejorar los resultados, hasta llegar a los 87, de los cuales, mejora en Cataluña, con 2 asientos en el congreso, gracias al trabajo de su líder Alejandro Fernández, pero resultando un fracaso en el P. Vasco, en donde ni tan siquiera Mª Mar Blanco ha obtenido escaño por Álava, por no haber tomado las medidas necesarias contra el sorayista y líder antagónico a Casado, Alfonso Alonso, gran responsable de lo sucedido y susceptible de ser dimitido.
De Pablo Casado, no se pueden hacer críticas porque ha hecho un importante trabajo de recuperación de los populares desde su posición de ruina política, pero si debe afrontar con valentía esas reformas necesarias que deben hacer del Partido Popular ese partido de gobierno y referente del centro derecha español.
Nos queda Vox, ese partido surgido de la nada y que en apenas 6 meses ha pasado a ser la tercera fuerza política española, engrosado con una mezcla de descontento general por la situación del país y por personas que dicen representar unos valores muy concretos respecto a la unidad de España y que a pesar de ser algo así como “el diablo” para la izquierda, ha sabido cómo trasmitir su mensaje de protesta y en muchos casos de medidas no consideradas del sistema entre los electores.
Aunque es pronto para decirlo, me atrevería a asegurar que los 159 escaños de la izquierda, incluidos los partidos minoritarios, podrían ser una opción pero difícil que pueda ser aceptada si en esta se suman los nacionalistas Vascos y catalanes independentistas, no solo por la sociedad española, sino por Europa, que habría frenado anteriormente los acuerdos con Podemos, por “consejos” de los principales líderes políticos de los 28.
Mientras que en el centro derecha, Casado sólo debe aceptar apoyar al gobierno si le plantea unas duras condiciones políticas, puestos en el gobierno y una política pactada hasta la coma, porque España se enfrenta a una grave crisis económica, pero con la capacidad de reforzar su partido de tal manera, que en un futuro pudiera asumir a parte de algunos elementos de ese centro derecha disgregado e iniciar el despegue que el PP necesita, con un congreso que tuvo lugar a principios de los 90 en Sevilla.
Así que los españoles que queremos un parlamento tan fragmentado, a agarrarnos los machos y a esperar que nos depara el futuro, lleno de obstáculos e incertidumbres.