Padre Javier Luzón

Hace escasos días se celebraba frente a la festividad de Todos los Santos la conocida fiesta de Halloween. Para comprender de que se trata hablamos con el padre Javier Luzón. Nacido en 1952, Javier Luzón Peña es sacerdote desde 1980, y ejerce como vicario parroquial en Madrid.

Se inició en el ministerio de liberación en la diócesis de Córdoba a mediados de los años 90 y fue exorcista de la diócesis de Madrid, donde adquirió una amplia experiencia en las miles de intervenciones realizadas.

Antes de ser sacerdote, se licenció en Filosofía y Letras, recibiendo el Premio extraordinario Fin de Carrera con una Memoria de Licenciatura sobre La libertad humana en santo Tomás, y se dedicó a la docencia universitaria y a la investigación en el campo de la Antropología filosófica. Resultado de sus inquietudes en el mencionado segmento disciplinar fue su trabajo monográfico Amar con el cuerpo. Claves antropológicas de la moral sexual católica (Córdoba, 1998).

En 1984 se doctoró en Teología con un trabajo sobre La pneumatología de santo Tomás en su Comentario a los cuatro libros de las Sentencias de Pedro Lombardo. Actualmente es profesor de Antropología teológica, materia en la que se trata la demonología.

En primer lugar, muchas gracias por concedernos esta entrevista.

Muchas gracias a usted.

¿Qué origen tiene Halloween?

Procede principalmente de la cultura celta de Irlanda y Galicia. Tiene un origen claramente pagano. Son los druidas los que durante la noche del 31 de otubre al 1 de noviembre invocan al dios de la muerte para que abra las puertas de los espíritus de muerte a fin de que puedan entrar en el mundo de los vivos y atacarles, es por tanto una celebración satánica cuya visión de la muerte y los muertos es diametralmente opuesta al cristianismo.

¿Puede un cristiano celebrarlo?

En absoluto, de hecho, grandes figuras como San Benito se dedicaron precisamente a combatirlo en ejercicio de su potestad como exorcistas, pues lo que en esas tierras acontecía no era una celebración de calabazas y caramelos sino todo un evento sobre natural de carácter diabólico. No fue hasta tiempo de San Patricio que ese culto druídico se extirpó (en su contenido ya que en sus formas permaneció).

Aunque no sólo por el testimonio de estos dos santos, sino porque ese culto a la muerte y toda la visión que de éste se deriva es contrario a la fe cristiana. Los cristianos sabemos que después de la muerte vamos a la vida eterna con Dios y que además como confesamos en el Credo de nuestra fe, esperamos la resurrección de la carne. Es decir, la muerte ni es una realidad aterradora ni tiene la última palabra.

¿En qué pecados incurriría?

En un claro pecado de idolatría, pecado gravísimo por afectar directamente al primer mandamiento.

¿Se puede hablar de fiesta satánica?

En efecto, actualmente las sectas satánicas lo celebran como “el cumpleaños de satanás” y uno de sus mayores éxitos es que la gente vea esta celebración como un simple juego de disfraces y caramelos. Durante esa noche del 31 de octubre al 1 de noviembre se producen multitud de rituales satánicos, con animales, con personas (mayormente personas desamparadas en las calles) niños pequeños y bebés abortados para entregarlos en ofrenda. Por otra parte, son frecuentes los ataques a los sagrarios para profanar las sagradas formas. Es además toda una contra celebración frente al día de Todos los Santos.

Halloween se conoce popularmente por EE. UU. ¿A qué se debe?

Se debe en un primer momento, a la inmigración irlandesa que lleva hasta EE. UU. toda la idolatría (externa que se conservó) al otro lado del Atlántico. Posteriormente toda la industria de Hollywood (principalmente) le otorgó toda la divulgación mediática de la que goza hoy día.

Por último ¿Qué les diría a aquellos que relativizando Halloween lo ven como una mera fiesta de disfraces sin ninguna intención satánica?

Bueno, hay gente que claro que lo celebra de esa forma, pero todos los que celebran Halloween de forma consciente o inconsciente están abriendo puertas al enemigo, es decir a Satanás, puertas por las cuales puede ser que no entren los demonios en ese momento o quizá nunca pero que abiertas quedan y son aprovechadas. El gran exorcista Gabriel Amorth ya advirtió de que había que huir de esa fiesta y alejar especialmente a los niños.

Muchas gracias por su tiempo.

Gracias a usted.