Hace mucho tiempo que todos tenemos claro ya que Puigdemont usa la cabeza solo la para que le sujete el pelo, las gafas y las orejas. Por lo demás, para lo único que la usa es para provocar o para soltar alguna fanfarronada de esas tan propias de los cobardes que no asumen sus responsabilidades y que se burlan cuando saben que nadie puede cogerles y que se encuentran a salvo.
Pero lo que ha hecho hoy para mostrar la citación que ha recibido del Tribunal de Cuentas es ya completamente ridículo y absurdo. Es más, solo demuestra que al tipo que ha dirigido la Generalidad durante unos pocos años y que ha montado todo el follón que se ha montado, le “faltan unos cuántos veranos”.
Y no se sabe muy bien si esto lo hace para quedar de gracioso por la vida o porque tiene el “pavo” completamente subido y no puede evitar pregonarlo a los cuatro vientos. Nosotros nos quedamos con lo último. Pero lo que es más que evidente es que Puigdemont se cree por completo a todos esos unineuronales separatistas que se dirigen a él por las redes sociales y que le tratan todavía de “presidente” y de “valiente”. Vamos, que solo cree a los que le ríen las gracias y le dan palmaditas a modo de sobadura de lomo.
Pero el caso es que el ínclito y “molt orinable” fugado está molesto con la justicia española y es porque no le dan el trato que están “obligados a darle”. No le tratan como de “Muy Honorable Señor” y eso le molesta porque considera que de esa forma ¡también hacen política! Nosotros creemos que el Tribunal de Cuentas debería enviarle otra carta de inmediato en la que le dijera: “¿Te molesta? Pues tira de esta”.