Vivimos tiempos de continuas mentiras por parte de nuestros representantes políticos. Mentiras descaradas y fácilmente desmontables, mentiras absurdas y carentes de fundamento que, por otro lado, parecen calar hondo en una gran parte de la sociedad.

Desde la izquierda, la extrema izquierda que es la única que existe en España, han hecho de la mentira una forma de hacer política con un único fin: el de perpetuarse en el poder lo máximo posible. Y no solo mienten de una forma descarada, lo hacen, además, buscando siempre un enemigo ficticio al que atacar o del que defenderse mintiendo, también, con las propuestas que ese supuesto enemigo realice o con las consecuencias que el voto a ese enemigo tendrían en España.

Todo falso, todo mentira para justificar un objetivo tan simple como evidente: seguir posando moqueta. Hablan de la extrema derecha y del discurso del odio porque, además, saben que nadie se digna a leer los mensajes que ese partido al que atacan está incluyendo en su programa electoral.

La sociedad española se está convirtiendo en una sociedad que se informa cada vez menos por sí misma y que no busca tener un criterio propio en base a una información independiente. Eso lo saben los políticos de la izquierda. Manipulan los datos, manipulan las informaciones con supuestos mensajes de su “extremista adversario” que son una infumable mentira ya que saben que una buena parte de esta sociedad no se va a molestar en contrastar esa información.

Y así nos venden una acuerdo gubernamental como lo hace José Luis Ábalos, el del tercer cubata, en un vergonzoso vídeo que publica el PSOE. No dice ni una sola verdad, miente de principio a fin en un vídeo de poco más de un minuto treinta porque sabe que nadie va a contrastar la información y sabe que esa consulta entre las bases la tienen ganada porque no es más que otra mentira ya que tienen su rebaño absolutamente controlado.