El actor Fernando Tejero ha participado en el programa “Vuelta al cole” de Telemadrid. Como muchos sabrán, en ese programa un personaje famoso visita un aula de un colegio y habla con un grupo de niños sobre ciertos temas. Por el programa ya han pasado personajes como Martínez Almeida, Mario Vaquerizo o Vicky Martín Berrocal, por poner algunos ejemplos.

Tejero comenzó explicando a los niños como consiguió tener su primer oportunidad para comenzar su carrera como actor y también algo con lo que está completamente obsesionado, que cuenta cada vez que tiene oportunidad y que en esta ocasión eligió el peor escenario para contar, les habló a los niños sobre su homosexualidad.

Y para hacerlo, les explicó lo que era el colectivo LGTBI de la siguiente forma: “Es una organización que defiende los derechos de todas las personas independientemente de su preferencia sexual sea gay, lesbiana, transexuales… como una asociación que pretende luchar por algo tan necesario como los derechos de cualquier persona que piense sexualmente de distinto modo“.

Como es lógico, una de las niñas no consiguió entender bien la explicación y Tejero le contó lo siguiente para intentar que le entendiera: “Yo soy un hombre y me gusta para que sea mi pareja otro hombre, entonces hay otro señor al que le gustan las mujeres pero yo creo que merezco los mismos derechos y respeto que ese otro señor“.

¿Pero a alguien le puede parecer normal todo esto? No es nada normal que Tejero esté todo el día hablando sobre su homosexualidad, es una pesadez inaguantable que solo le interesa a él, a nadie más. Pero ya parece hasta enfermizo que lo haga en un programa de televisión en el que tiene que hablar a unos niños. Solo una niña se levantó a decir que no lo entendía pero estamos seguros que fueron muchos más los que tampoco lo entendieron y no dijeron nada.

Y es lo normal porque todavía son niños. Niños a los que hay que contar las cosas con mucho cuidado pero desde luego, lo que un adulto no se puede dedicar a contarle a un niño es con quien se acuesta o se deja de acostar. ¿Nos hemos vuelto locos?