¿Se imaginan ustedes a Pedro Sánchez acudiendo a una entrevista de trabajo de cualquier empresa privada normal? ¿Se imaginan ustedes a Sánchez no mirando a la cara a su interlocutor en esa entrevista y poniendo malas caras, gesticulando, murmurando y pintando garabatos en un papel cada vez que le hacen una pregunta incómoda? Pues ese es el personaje que pudimos ver ayer en el debate electoral y, agárrense, ese es el personaje que sale favorito en las encuestas.

Un tipo vanidoso y egocéntrico al que no le gustan nada las críticas y se le nota. Un tipo al que le incomodan de una forma casi enfermiza las preguntas incómodas. Un tipo que no dice nunca la verdad y al que, cuando le afean sus mentiras, solo le vemos agachar la cabeza y escribir en un papel. Un tipo cobarde del que no hay que ser ningún adivino para saber cómo se comportaría con una o dos legislaturas por delante: viajes al extranjero, reclusión en la Moncloa e instalado de forma indefinida en su sillón del Falcon.

No me gusta Pablo Iglesias, ni siquiera me cae bien. Podemos es una opción política comunista a la que no votaría en mi vida pero, con todo y con eso, la actitud de Iglesias en el debate, con las muchas cosas que tiene que esconder, fue mucho más edificante que la de un Sánchez que sobrepasó incluso los límites de la mala educación.

Mi voto siempre va a ir a la derecha, nunca votaré a la izquierda pero entiendo que haya gente que no piense como yo y que siempre votará a esa ideología política a la que yo no votaría nunca. Pero, aún así, no entiendo como puede haber una persona mínimamente cabal que vote a un político con la mentalidad, la actitud y el comportamiento que demostró Sánchez en el día de ayer.

Su prepotencia es enfermiza y, sobre todo, injustificada porque tampoco tiene nada de qué presumir. No consigue arrollar electoralmente ni ocupando la posición privilegiada que ahora ocupa con todos los medios de comunicación a su favor. Sí todos, incluso los teóricos medios de derechas que no se atreven a criticar a un político mediocre porque puede que sus cuentas de explotación dependan de él en un futuro inmediato.

No me ha gustado nunca el PSOE, me ha parecido siempre el peor partido político de la historia de España pero entiendo que dentro de ese partido tiene que haber gente válida, no puede ser todo completamente malo, como tampoco puede ser todo completamente bueno. ¿De verdad que no hay nadie dentro del PSOE que sea mejor que Pedro Sánchez? ¿Esto es lo mejor que nos puede ofrecer el PSOE? Si es así, pensaré que en este caso estaré completamente equivocado porque entonces la conclusión es que en el PSOE todo es completamente malo. Sería un caso excepcional.