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En los días que preceden a los actuales, el mundo entero ha descubierto lo poco que hace falta para que cunda el pánico, por atender a mensajes interesados fabricados en el mundo de la izquierda radical y referidos a cualquier cosa que interese denunciar, sin ningún rigor ni estudio serio, para desestabilizar la convivencia y para que prosperen cuatro desalmados que no buscan la verdad, pero gozan con la mentira. Una gran grieta se está abriendo en la sociedad tratando de subvertir el orden establecido para beneficio de unos cuantos y perjuicio de los demás.
¿Cómo es posible que una niña, de solo 16 años, Greta de nombre y apellido impronunciable, pueda encabezar una corriente tan nefasta para la humanidad y reunir en poco tiempo tantos seguidores? Pues muy sencillo: Desinformando. Y valiéndose de tantos ignorantes que pululan en las “redes sociales” creyéndose todas las mentiras que por ellas circulan. Si todas estas personas leyeran a los que entienden del asunto del cambio climático conocerían que a lo largo de los miles de años que tiene nuestro planeta ha habido etapas de calentamiento y de enfriamiento de bastante consideración y entonces el hombre no ejercía ninguna influencia sobre nuestro planeta.
La cuestión es no dejar que las cosas se desarrollen en manos de los técnicos que algo sabrán de estas cuestiones. Parece que “ahora toca” hacer ruido, caiga quien caiga, y sin ton ni son. La susodicha Greta (Grieta le llamo yo) debería estar formándose como todos los jóvenes de su edad, aunque creo que no será fácil por lo que he leído de los comportamientos de sus progenitores.
Esperemos que las cosas vuelvan a su cauce: que los niños ejerzan de niños y los adultos de adultos. ¿Para cuándo un Consejo de Ancianos independiente de los políticos? ¡¡Nos iría bastante mejor!!
A mi esta chica, una crá de 16 años, creo recordar, me da pena, por esa cara de amargada que tiene…
Posiblemente procederá de una familia desestructurada, padres divorciados, alcohólicos o similares, pues no parece, precisamente, que venga de un hogar feliz.