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Si algo caracteriza a una civilización, es el respeto a los muertos, ya desde hace miles de años. Desgraciadamente en España estamos en manos de ladrones de muertos, que los quitan a su familia natural, impidiéndoles enterrarles dónde les parezca conveniente, realizando un auténtico embargo y expropiación del cadáver, sin indemnización alguna, por supuesto, al estilo Rumasa…

Pero lo peor es el acompañamiento coreográfico, en el papel de tontos útiles, del partido para ayudar a las izquierdas, el PP, o lo que queda de él.

Y respecto a la Conferencia Episcopal Española, nada tengo que decir.

Solamente que no cuenten con mi X en la declaración de la renta en el futuro, y que espero que paguen IBI como todo el mundo, y que sus colegios concertados dejen de beneficiarse del dinero público.

El que quiera una educación especial, que la pague…

Del Tribunal Supremo, ¿qué vamos a decir? Pues que ni es supremo ni es nada, y que se ha vendido por un plato de lentejas, u obedeciendo a consignas y presiones políticas, lo que acredita –una vez más-, que en España el poder judicial ni está ni se le espera.

Unos magistrados del Tribunal Constitucional –también llamado irónicamente prostitucional-, con Cándido Conde Pumpido actuante, que se apresuran a darla la razón al gobierno, faltaría más, y a gran velocidad, que hay que ver lo rápida que funciona la “justicia” en España cuando de dar satisfacción a los que mandan se trata.

(Luego el litigante normal se muere de asco, o de viejo, o las dos cosas, esperando un pronunciamiento judicial sobre su caso).

En definitiva, vivimos en una época de revanchismo histérico, y como dijo la todavía ministra de justicia, esperemos que por poco tiempo: “Esta es la primera victoria de los vencidos”.

Los suyos ni perdonan ni olvidan, y están empeñados en volver a los preludios de la guerra civil, a ver si ahora consiguen ganarla…

1 Comentario

  1. Así es. Son tres individuos TOTALMENTE DESPRECIABLES, a los que espero la sociedad española no olvide nunca lo que han hecho, e intentado hacer: volver al comienzo de la guerra civil, enfrentar a los españoles entre rojos y azules, etc.

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