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Desgraciadamente estamos atravesando una etapa de “malas formas” en nuestra querida España, que no ganamos para sustos. Lo malo, mejor dicho, lo peor de esto es que la costumbre nos inmuniza con cierta relatividad de este mal que se está convirtiendo en endémico (anémico diría la “gran jurista” y “pensadora” que te imaginas) y que tiene “mala cura”. El numeral que aparece en el título, bien podría suprimirse, pero lo empleo por ajustarme tan solo a dos noticias conocidas entre el viernes y el sábado últimos.
La primera de ellas es la aprobación por el consejo de ministros (en minúsculas, naturalmente) sobre la exhumación de los restos de Franco. No por esperada, dejó de llamarme la atención -sobre todo- la sonriente cara de quien te imaginas dando a conocer el repugnante acuerdo de la profanación gubernamental. Si la portavoz de este atraco familiar tuviera “lo que hay que tener”, al menos hubiera puesto cara de circunstancias. Pero no; ella, pobrecita, gozaba como una marrana en un charco con el anuncio.
La segunda noticia, casi tan desoladora, o más, que la primera, fue la filtración de parte de la Sentencia del Tribunal Supremo que -según dicen- “saldrá” mañana lunes. Jamás me podría pensar que, en una Sala de tan Alto Tribunal, se pudieran hacer “anticipos” sobre una sentencia tan importante en la que debe pronunciarse con el mayor rigor sobre los golpistas de Cataluña. Una gran grieta moral, al menos para mí, se ha abierto en nuestra patria con las dos noticias que, como español, me afligen.
Podría terminar con el sufrido “Sin Comentarios”, pero no. Comenten … comenten … comenten. ¡¡¡Al menos, nos quedará ese consuelo!!!
