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Lo de Grande-Marlaska no tiene nombre

En su columna de hoy en ‘La Razón’, Alfonso Ussía celebra el día de hoy, Fiesta Nacional, realizando una clara defensa de la Guardia Civil y atizando, como merece, al ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska.

Y todo ello por algo de lo que también hemos escrito nosotros en los últimos días, por el miserable y vergonzoso comportamiento de Grande-Marlaska con el General de la Guardia Civil ha quien el ministro ha criticado por su discurso delante de los separatistas catalanes y de los responsables de los Mozos de Escuadra.

Un comportamiento vil, cobarde y traidor que retrata a un ministro completamente vendido al separatismo por obra y gracia de los posibles acuerdos a los que pueda llegar su jefe, Pedro Sánchez. Un ministro que, mientras fue juez, nos tuvo a todos completamente engañados ya que confiábamos en su independencia y en su valor, mentira, todo mentira.

Ahora nos está demostrando y nos está dejando muy claro cómo es de verdad y cual es su verdadero talante. Como bien dice Ussía en su artículo: “Con Marlaska resulta imposible la cortesía del silencio. Se trata de una calamidad andante, de un buen juez que ha perdido la brújula desde que Sánchez le ofreciera el asa de su cartera ministerial. Se enfadó mucho con la Guardia Civil cuando intervino y detuvo a nueve –siete en prisión por resolución judicial-, seguros energúmenos y posibles terroristas de los CDR“.

Por supuesto que con Marlaska no se puede tener silencio ni por cortesía. No merece el puesto que tiene en estos momentos, un puesto en el que deja siempre a sus subordinados a los pies de los caballos. Un ministro del Interior que traiciona continuamente a los suyos para ponerse siempre del lado del que delinque, del que insulta o del que ultraja. Y siempre, además, poniendo por delante los más que oscuros objetivos políticos del impresentable gobierno del que forma parte.

Damos nuestra más sincera enhorabuena a Ussía por su valiente y certero artículo. Lo que escribe de Marlaska no es más que lo que merece este impresentable ministro que nos ha caído en desgracia.

Enlace directo al artículo de Alfonso Ussía: “Ministrillo”.