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El comportamiento de la Iglesia con respecto a la exhumación de Francisco Franco ha demostrado tal cobardía que ha contribuido entre los creyentes a aferrarse a su fe, por encima de los pastores de la Iglesia.
El doblegarse a un poder ejecutivo y ante una sentencia, por mucho que haya sido dictada por el Tribunal Supremo, tiene una clara, evidente y manifiesta explicación: cobardía, a perder los privilegios de la Iglesia Católica que vienen desde hace tiempo amenazados.
La inviolabilidad de una Basílica, depositaria de los cuerpos de las personas enterradas, está por encima de cualquier poder, ya sea ejecutivo, judicial o legislativo.
No es la democracia, es la tiranía y a ella, se ha apuntado una Iglesia, que existe en España gracias a que Francisco Franco derrotó a los que querían dinamitarla.
Hay un refrán universal, “ser agradecido es de ser bien nacido” y el caso que nos ocupa, la Iglesia Española ha vendido su alma al diablo.
De pastores os habéis convertido en gallinas de corral.
Menos mal que los creyentes tenemos y perseveramos en nuestra fe, muy por encima de los pastores de la Iglesia.
No solo eso, sino a pesar de nuestros “pastores”, que muchas veces asemejan lobos disfrazados de corderos, y que solo buscan su propio beneficio: pan para hoy, y hambre para mañana.
¿O son ustedes tan ilusos -por no decir tan tontos-, de pensar que un gobierno guerra civilista les va a conservar, siquiera un año más, todos los enormes privilegios de los que disfruta la Iglesia Católica en España, y que le deben al régimen del General Franco…?