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Cada día que pasa nos asombramos cada vez más de cuanto acontece a nuestro alrededor. Estoy de acuerdo que en este mundo debe haber de todo tipo de personas, de personas cuerdas y otras menos cuerdas. De personas de gustos refinados y distinguidos y otros de gustos diabólicos. Estos últimos días han sido para mí, entre otras cosas, de sorpresa y de mucha extrañeza, confusión que en vez de admiración, no me ha dejado a qué atenerme.
El otro día vi en la tele a unas señoras vestidas de negro, por lo visto se llaman entre sí, veganas. Donde se dicen que son del colectivo “almas veganas”, en donde entre risas —estaba viendo EP y leyendo en los periódicos— de los presentes en este programa, donde los tertulianos y un servidor de ustedes, no me había carcajeado tanto, de ver a estas tres señoras como si fueran de una cofradía, puesto que vestían lo mismo y se parecían mucho entre sí.
“En la industria del huevo hay mucha tortura y asesinato” se autoproclamaban, defensoras de las “gallinas violadas” “Utilizar animales es una actitud fascista porque los animales tienen los mismos derechos que ‘nosotres'”, nosotres, al parecer este colectivo que defiende a los animales para que no sean vulnerados sus los derechos y para no referirse a ningún género y leído por ahí que es una invención del capitalismo. Que lastima que ese día no pude quedarme para ver el programa entero. “Utilizar animales es una actitud fascista porque los animales tienen los mismos derechos que ‘nosotres'”, defendía una de las activistas. No teníamos bastante risa con los dimes y diretes de los Sánchez y los coletas, para que vengan estos otros bufones para hacernos reír.
Hay otra novedad, por si aún hay todavía alguien que no se haya reído, ahí va la frase:
“Desde el veganismo decimos, no a la pesca. Las cañas de pescar deben estar prohibidas por ser armas capitalistas, opresoras y especistas…. “ya lo he dicho en el mundo tiene que haber gente de muchas clases. Yo por lo pronto me voy tomar un aperitivo, a base de olivas violadas por decir algo y en ese algo digo: que como de todo cuanto estas señoras no comen, de lo que me alegro, así me atiborro de lo que se pierden. Y si me como algunas aceitunas, por decir algo, violadas, seguros que para estas veganas, soy un fascista consumidor y violador y todo cuanto vosotras queráis
Lo predijo el siniestro Alfonso Guerra (el de “mi enmano·) “Vamos a dejar a España, que no la va a conocer ni la madre que la parió”
Y dicho y hecho.
La involución de la especie.