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Llevo unos días leyendo y releyendo a unos y a otros sobre el actual y controvertido tema del Brexit, ya sea duro, blando o mitad y mitad. Yo, para lo que significa esa palabra inglesa no tengo más que sospechas de que responde, como siempre ha sido, a la verdadera costumbre que tienen los ingleses en particular y los hijos de la Gran Bretaña en general.
Han sido, son y seguirán siendo unos verdaderos aprovechados a costa de los demás. No hace falta nada más que repasar la historia y veremos nítidamente que todo lo que hacen es para provecho propio, sin pensar si a otros les pueden perjudicar sus decisiones. Lo mismo da, a fin de cuentas, quien es el que manda en cada momento. Ahora, el primer ministro Johnson, con la maniobra de cerrar Westminster solo quiere perjudicar a toda Europa para lo que anuncia que no pagará los 50.000 euros que figuran en un acuerdo entre Bruselas y Londres.
A eso se le llama pirateo. Como pirateo es lo que nos pasa a España desde el tratado de Utrecht, hace más de tres siglos, con la cesión de Gibraltar que se hizo con tres condiciones, ninguna de las cuales se ha cumplido. Y ellos … los hijos de la Gran Bretaña … siguen allí, porque sí. Y eso el Brexit es el culmen de una traición a todos los europeos.
Creo que esta manera de ser y comportarse la llevan en la sangre; solo hay que ver cómo se comportan cuando viajan fuera de las islas a ver futbol o a otros espectáculos. Son verdaderos bárbaros. Y como tal habría que considerarlos.
A mí desde luego no me engañan.