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El caso de don PlĆ”cido Domingo, del que sigo convencido que no hay caso alguno, y que todo es un montaje de personas amargadas, marginadas profesionalmente, o de viejas histĆ©ricas como Karmele Marchante, que hay que estar pero que muy necesitado para querer algo con ellaā¦, evidencian una vez mĆ”s el supremacismo femenino, y los intentos de imponer su santa voluntad por encima de la Constitución y las leyes, la presunción de inocencia, etc.
En tiempos de la Inquisición espaƱola, en una primera Ć©poca se permitĆan las denuncias anónimas, las delaciones, de forma que el acusado tenĆa que defenderse sin saber quiĆ©n le acuitaba, normalmente un enemigo o adversario, una persona que querĆa ocupar su puesto o nombramiento, o comprar sus tierras a precios de saldo, etc.
Como los Reyes, y supongo que tambiĆ©n los Grandes Inquisidores, se dieron cuenta de que una buena parte de las denuncias eran falsas, se obligó a la identificación del denunciante, si bien estĆ” podĆa quedar reservada, pero al menos se sabĆa quiĆ©n era el delator, y se podĆa investigar la inquina o animadversión que pudiera tener hacia el denunciado⦠(Que en una sociedad como la medieval, con escasa población, y ciudades con pocos habitantes, era fĆ”cilmente verificable).
Ahora, por lo visto, las feministas pretenden imponer la vuelta al sistema medieval, inquisitorial, en dónde una o varias mujeres arrojan la piedra, por supuesto sin dar la cara, contra alguien a quien se quiere desbancar del lugar que ocupa, que es el número uno de la opera mundial.
Dios no me ha dotado para el mundo musical, y bien que lo siento, pero parece que detrĆ”s de esta campaƱa contra el gran tenor espaƱol, el mĆ”s universal, hay alguienā¦
En derecho penal siempre decimos que a la hora de investigar un delito, hay que saber a quiĆ©n beneficia su realizaciónā¦, pues ello nos aportarĆ” muchas pistas respecto a la autorĆa, mediĆ”tica e intelectual.
De cualquier forma, y al hilo de lo anterior, me hago varias preguntas:
-Un hombre que utiliza su posición de dominio, su poder, su influencia, etc., para beneficiarse a una mujer, obviamente es un jeta, un cara, un aprovechado, y seguramente un delincuente sexualā¦
-Ahora bien, Āæde verdad es mucho mejor la mujer que utiliza su sexo para ser la protagonista de una pelĆcula, o tener un papel estelar en la ópera, pasando por encima de otras compaƱeras āposiblemente cientos-, mejor preparadas que ellaā¦?
-La mujer que hace del sexo un medio para conseguir sus fines āa diferencia de los hombres que pensamos que el sexo es un fin en su mismo, tontos que somos-, Āæde verdad es una buena personaā¦?
Excluyo, por razones obvias, la mujer que tiene que āvenderseā sexualmente para conseguir un trabajo con el que alimentar a sus hijos, o por autĆ©ntica necesidad económica, que merecen todo mi apoyo y respeto.
Es el caso, por ejemplo, de una gran parte de las señoras que se prostituyen, que merecen toda la consideración social posible, y por ello pido la legalización de la prostitución, para que tengan derechos, y poder acabar con las mafias, los traficantes de mujeres, los macarras y chulos que viven de ellas, etc.
Pero la aspirante a actriz, a cantante de ópera y hasta a polĆtica, que utiliza el sexo para conseguir sus fines, pasando por delante de otras compaƱeras mucho mejor preparadas que ellas, pero que tienen principios, la verdad es que no me merecen un gran respeto, pues creo son unas aprovechadas de tomo y lomo.
”Pueden ponerme a parir las feministas, que ya estoy acostumbrado!, pero no por ello me van a callar la boca.
Es LA NUEVA INQUISICIĆN, o LA INQUISICIĆN FEMINISTA.
Todo lo que ellas digan es verdad, y no admite prueba en contraria.
LAS DENUNCIAS DEBEN SER SIEMPRE CREĆDAS…, aunque sean falsas.